lunes, 14 de diciembre de 2015

En todo el país 25 médicos atienden a 13.200 reclusos

Los 13.200 reos de las cárceles bolivianas enfrentan distintos problemas en el ámbito de la salud. Al interior de los recintos penitenciarios existen brotes de tuberculosis, infecciones de transmisión sexual e incluso casos de VIH, entre otros, que son fácilmente contagiables debido al hacinamiento. Sin embargo los penales no cuentan con los médicos suficientes y cuando un recluso necesitar salir a un centro hospitalario, para ser tratado, enfrenta muchos obstáculos.

El director de Régimen Penitenciario de Bolivia, Jorge López, dijo a ANF que para la atención de todo el sistema se cuenta con “más de 25 médicos aproximadamente”, y con el apoyo del Ministerio de Salud el personal médico superará los 30.

El número de médicos es escaso. En una parte de los penales habría solamente uno por recinto, y solo con atención durante el día. La otra parte no contaría con un galeno, sabiendo que Bolivia cuenta con 64 penitenciarias. El problema es más serio en penales con mayor población como Palmasola con más de 4.000 reos o San Pedro que tiene más de 1.900 internos.

ANF consultó a autoridades y a los mismos privados de libertad sobre este tema, los cuales coincidieron en que la atención en salud es lamentable y con el hacinamiento los problemas se agravan más.

“Un médico para 1.920 privados de libertad (de San Pedro), un psicólogo, una trabajadora social, no es el personal adecuado y suficiente para esto”, lamentó Teófila Guarachi, representante departamental de la Defensoría del Pueblo de La Paz.

MEDICAMENTOS

Eso no es todo. También está la limitada dotación de medicamentos y equipos para realizar estudios médicos. “No disponen atención especializada ginecológica para mujeres ni tampoco cuentan con equipamiento, y a esto se añade que el personal encargado, en gran medida cambia porque no es de planta”, señaló Guarachi.

Incluso el personal médico y especializado es insuficiente, y a ello se suma la carencia de medicinas en todos los penales del país, señala el informe 2015 de la Defensoría del Pueblo.

El problema de la salud se agudiza más porque en las cárceles también hay personas vulnerables al contagio como los adultos mayores, consumidores, personas con trastornos mentales y en algunos recintos, niños y mujeres dentro de un mismo penal.

“Hay muchas limitaciones acerca de nuestra salud, tenemos el convenio con el Hospital de Clínicas, pero para salir a un hospital se necesita una serie de trámites, hay muchas enfermedades, hay compañeras con enfermedades terminales y no les dan la atención adecuada. Solo hay una persona de salud (por penal) pero solo está de día. Necesitamos apoyo psicológico, eso hace que nos enfermemos”, contó una detenida de La Paz que pidió no revelar su nombre.

El Servicio Departamental de Salud (Sedes), que depende de la Gobernación de La Paz, señaló que a través de la ferias de salud detectarán los distintos problemas que se tienen en las cárceles y así tener un perfil epidemiológico.

“Problemas crónicos como tuberculosis y VIH-Sida son preocupación para toda la población de este penal; la meningitis también es un problema bastante serio”, dijo Freddy Valle, director técnico del Sedes La Paz.

DEFENSORÍA

Ante esta situación, Rolando Villena, Defensor del Pueblo, indicó que el derecho a la salud de los privados de libertad en los recintos penitenciarios es vulnerado diariamente y las causas son el hacinamiento, la falta de políticas y la carencia de infraestructuras.

Según la Defensoría, solo “el hacinamiento contribuye al deterioro de la infraestructura, principalmente en el acceso a servicios básicos y sus respectivas instalaciones sanitarias y eléctricas”.

Villena agregó que “hay ausencia del Estado porque las autoridades legalmente constituidas, Ministerio de Salud, Ministerio de Educación y Ministerio de la Vivienda tendrían que tener a estas alturas una política pública que atienda el sistema carcelario”.

El director técnico del Sedes dijo que los presos se contagian más rápidamente en un ambiente de 20 personas. “Si hay una persona con tuberculosis, es seguro que va a contaminar, va a infectar a los demás”, apuntó. (ANF)

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