Fotos Fredd Ramos / Página Siete.
El acelerador lineal del
IBRO está a 10 metros
bajo tierra.
Gabriel Díez Lacunza / La Paz
En apariencia es un edificio común y corriente; las siglas IBRO (Instituto Boliviano de Radioterapia y Oncología) están inscritas en letras plateadas sobre una puerta corrediza de vidrio. Una vez adentro, dos pisos debajo de la planta baja y ante una puerta metálica gruesa -similar a la de una bóveda de banco- el director de este instituto dice con orgullo: "Éste es nuestro búnker”.
Detrás de esa puerta se encuentra el equipo más moderno del país. Se trata de un acelerador lineal, el cual sirve para tratar el cáncer. En los últimos años, este padecimiento se hizo visible ya que pacientes y familiares de quienes padecen esta enfermedad salieron a las calles -principalmente en La Paz- para pedir a las autoridades que adquieran uno de estos equipos para su tratamiento. El de El Alto es el único 3D que funciona en el país y que, además, es privado (en Santa Cruz, en diciembre pasado, la Gobernación adquirió un acelerador lineal, que formará parte del sistema público de salud).
"Es la única empresa en Bolivia que brinda este tipo de atención para los pacientes que padecen cáncer. Aceleradores lineales de este nivel, de esta calidad, de esta magnitud, no tenemos en el país”, explica el director del IBRO, Jorge Ticona.
La literatura relacionada a esta temática explica que un acelerador lineal es más beneficioso para el tratamiento de esta enfermedad que el uso de las conocidas "bombas de cobalto”, de las cuales hay cinco en Bolivia.
La diferencia radica en que el primer aparato, el acelerador lineal, focaliza la radiación con la cual se disipa el cáncer, mientras que con los segundos los pacientes reciben radiación en un área más amplia que la requerida y a la larga se dañan órganos conexos a los inicialmente afectados.
Para operar el acelerador lineal este instituto cuenta con un equipo de dos profesionales, quienes están a cargo de evaluar y aprobar el plan a ejecutar para cada paciente, en un proceso que se llama "radioterapia conformacional 3D”.
"Ésta consiste en que no se irradie por las zonas cubiertas por el software y dejan una ventana de radiación con la forma de la enfermedad”, comenta Cesario Izaguirre, especialista peruano en Física Médica, quien trabaja desde hace tres años en el IBRO.
El reloj marca las 13:15 de un día laboral. En la sala de espera de este centro está Norma Díaz, de 30 años, junto a su hermana Pamela. Al enterarse por medio de familiares de que este centro funcionaba, fueron para preguntar los costos de un diagnóstico y posterior tratamiento para su madre de 57 años, que -presumen- puede tener cáncer en los pulmones.
"Si hablamos de un hospital público mi mamá se puede morir. Aunque tal vez tengamos que pagar un poco más, preferimos acudir a una clínica privada donde la atiendan rápido y con eficiencia”, argumenta Norma.
Izaguirre -uno de los nueve socios de este emprendimiento privado- cuenta que fue él quien trajo este equipo al país y concretamente a la ciudad de El Alto. Relata que cuando vivía en el Caribe los demás miembros del directorio -al cual también pertenece el doctor Jorge Ticona- sugirieron que sea en esa urbe.
"No es mala la ubicación. Por supuesto, para algunos pacientes que vienen del interior es conveniente porque llegan al aeropuerto -cuya entrada está a dos cuadras-, llegan y es muy rápido”, afirma.
El senador oficialista Ciro Zabala, médico de profesión, es el actual presidente de la Comisión de Política Social, Educación y Salud de la Cámara Alta. Este asambleísta considera que es importante trabajar en la prevención de esta enfermedad para así disminuir la incidencia de casos relacionados en el país.
"Es importante entender el tema del cáncer desde su prevención que es fundamental para que lo descubras a tiempo. Lo mejor es hacer prevención antes que tratamiento”, afirma.
Al caer la noche la gruesa puerta metálica del búnker se cierra. Al día siguiente se abrirá y un nuevo paciente ingresará para realizar su tratamiento.
Acuden a este instituto desde niños de seis años hasta adultos
Pacientes, del interior y exterior del país
Página Siete / La Paz
Los pacientes del Instituto Boliviano de Radioterapia y Oncología (IBRO), ubicado en la ciudad de El Alto, provienen de los nueve departamentos del país e incluso hay personas extranjeras residentes en Bolivia que recurren a este centro para hacer su tratamiento contra el cáncer.
Según el director de este instituto, el doctor Jorge Ticona, la mayor prevalencia de pacientes corresponde a personas que acuden de Santa Cruz, Cochabamba, Tarija y de La Paz.
"Vienen de todo el país, pero los (casos) más fuertes son del eje troncal y Tarija. Hay pacientes extranjeros que por circunstancias de la vida están aquí y se hacen el tratamiento; hubo un señor japonés que se hizo la radioterapia aquí, también tuvimos una cliente española”, explica este profesional.
Cesario Izaguirre, especialista peruano en Física Médica, quien trabaja desde hace tres años en el IBRO, comenta que los pacientes que llegan a este centro médico tienen un rango de edad bastante amplio. Las personas de edad más corta que ingresan al "búnker” de este instituto tienen alrededor de seis años. Hay personas de la tercera edad que también optan por realizar la radioterapia con el acelerador lineal.
"Hemos tenido ingenieros, médicos y abogados que vienen a hacerse la terapia que dura aproximadamente mes y medio”, complementa Ticona sobre los pacientes que siguen el tratamiento en La Paz.
Al tratarse de una entidad privada, el realizar las sesiones de radioterapia en este acelerador lineal tiene su costo que, sin embargo, Ticona asegura que es bastante económico con relación a cualquier otro centro de similares condiciones en la región.
El año pasado Página Siete publicó un reportaje titulado Enfermos de cáncer gastan su patrimonio para el tratamiento, en el cual se reflejan experiencias de personas con cáncer que acuden a un hospital público y que deben deshacerse de sus pertenencias para costear los gastos.
Esos "sacrificios” por lo general van desde sacar créditos bancarios hasta vender su ropa, pasando por la venta de terrenos, garrafas y cualquier otra posesión de valor, con el fin de al menos controlar esta enfermedad mortal.
Apoyo a pacientes del Hospital del Niño
Entre sus medidas de responsabilidad social empresarial, el Instituto Boliviano de radioterapia y Oncología (IBRO) -ubicado a dos cuadras del ingreso al aeropuerto de la ciudad de El Alto- colabora a los pacientes del Hospital del Niño con porcentajes de costeo de tratamiento hasta del 50%, dependiendo qué es lo que necesite cada infante.
En sus dos primeros años de funcionamiento (2013-2014) -explican dos de los socios fundadores- llegaron a cubrir el 100% del tratamiento.
"Nosotros, por iniciativa propia, nos acercamos al Hospital del Niño para ofrecerles un tratamiento gratuito a los pacientes. Los dos primeros años hemos dado tratamiento-donación; una donación del costo integral del tratamiento”, cuenta Cesario Izaguirre, especialista peruano en Física Médica, quien trabaja desde hace tres años en el IBRO.
Según la Fundación Boliviana de Lucha Contra el Cáncer con sede en La Paz, todas las personas debieran estar familiarizadas con "ciertos signos” que pueden indicar cáncer temprano.
"Es importante notificarlos inmediatamente, antes de que la afección se propague. Es lamentable que las etapas tempranas del cáncer sean generalmente sin sintomatología; debido a esa razón, la persona frecuentemente se demora en obtener diagnóstico y tratamiento”, se lee en su portal web.
Según los médicos especialistas en esta letal enfermedad, uno de los tipos de cáncer más comunes en los niños es el que se localiza en la sangre y que se conoce comúnmente como leucemia.
En apariencia es un edificio común y corriente; las siglas IBRO (Instituto Boliviano de Radioterapia y Oncología) están inscritas en letras plateadas sobre una puerta corrediza de vidrio. Una vez adentro, dos pisos debajo de la planta baja y ante una puerta metálica gruesa -similar a la de una bóveda de banco- el director de este instituto dice con orgullo: "Éste es nuestro búnker”.
Detrás de esa puerta se encuentra el equipo más moderno del país. Se trata de un acelerador lineal, el cual sirve para tratar el cáncer. En los últimos años, este padecimiento se hizo visible ya que pacientes y familiares de quienes padecen esta enfermedad salieron a las calles -principalmente en La Paz- para pedir a las autoridades que adquieran uno de estos equipos para su tratamiento. El de El Alto es el único 3D que funciona en el país y que, además, es privado (en Santa Cruz, en diciembre pasado, la Gobernación adquirió un acelerador lineal, que formará parte del sistema público de salud).
"Es la única empresa en Bolivia que brinda este tipo de atención para los pacientes que padecen cáncer. Aceleradores lineales de este nivel, de esta calidad, de esta magnitud, no tenemos en el país”, explica el director del IBRO, Jorge Ticona.
La literatura relacionada a esta temática explica que un acelerador lineal es más beneficioso para el tratamiento de esta enfermedad que el uso de las conocidas "bombas de cobalto”, de las cuales hay cinco en Bolivia.
La diferencia radica en que el primer aparato, el acelerador lineal, focaliza la radiación con la cual se disipa el cáncer, mientras que con los segundos los pacientes reciben radiación en un área más amplia que la requerida y a la larga se dañan órganos conexos a los inicialmente afectados.
Para operar el acelerador lineal este instituto cuenta con un equipo de dos profesionales, quienes están a cargo de evaluar y aprobar el plan a ejecutar para cada paciente, en un proceso que se llama "radioterapia conformacional 3D”.
Fotos: Fredd Ramos / Cuenta con diseño computarizado 3D para incidir sólo en áreas afectadas.
"Ésta consiste en que no se irradie por las zonas cubiertas por el software y dejan una ventana de radiación con la forma de la enfermedad”, comenta Cesario Izaguirre, especialista peruano en Física Médica, quien trabaja desde hace tres años en el IBRO.
El reloj marca las 13:15 de un día laboral. En la sala de espera de este centro está Norma Díaz, de 30 años, junto a su hermana Pamela. Al enterarse por medio de familiares de que este centro funcionaba, fueron para preguntar los costos de un diagnóstico y posterior tratamiento para su madre de 57 años, que -presumen- puede tener cáncer en los pulmones.
"Si hablamos de un hospital público mi mamá se puede morir. Aunque tal vez tengamos que pagar un poco más, preferimos acudir a una clínica privada donde la atiendan rápido y con eficiencia”, argumenta Norma.
Izaguirre -uno de los nueve socios de este emprendimiento privado- cuenta que fue él quien trajo este equipo al país y concretamente a la ciudad de El Alto. Relata que cuando vivía en el Caribe los demás miembros del directorio -al cual también pertenece el doctor Jorge Ticona- sugirieron que sea en esa urbe.
"No es mala la ubicación. Por supuesto, para algunos pacientes que vienen del interior es conveniente porque llegan al aeropuerto -cuya entrada está a dos cuadras-, llegan y es muy rápido”, afirma.
Fotos: Fredd Ramos / El doctor Izaguirre muestra una máscara para mantener inmovilizados a los pacientes.
El senador oficialista Ciro Zabala, médico de profesión, es el actual presidente de la Comisión de Política Social, Educación y Salud de la Cámara Alta. Este asambleísta considera que es importante trabajar en la prevención de esta enfermedad para así disminuir la incidencia de casos relacionados en el país.
"Es importante entender el tema del cáncer desde su prevención que es fundamental para que lo descubras a tiempo. Lo mejor es hacer prevención antes que tratamiento”, afirma.
Al caer la noche la gruesa puerta metálica del búnker se cierra. Al día siguiente se abrirá y un nuevo paciente ingresará para realizar su tratamiento.
Acuden a este instituto desde niños de seis años hasta adultos
Pacientes, del interior y exterior del país
Página Siete / La Paz
Los pacientes del Instituto Boliviano de Radioterapia y Oncología (IBRO), ubicado en la ciudad de El Alto, provienen de los nueve departamentos del país e incluso hay personas extranjeras residentes en Bolivia que recurren a este centro para hacer su tratamiento contra el cáncer.
Según el director de este instituto, el doctor Jorge Ticona, la mayor prevalencia de pacientes corresponde a personas que acuden de Santa Cruz, Cochabamba, Tarija y de La Paz.
"Vienen de todo el país, pero los (casos) más fuertes son del eje troncal y Tarija. Hay pacientes extranjeros que por circunstancias de la vida están aquí y se hacen el tratamiento; hubo un señor japonés que se hizo la radioterapia aquí, también tuvimos una cliente española”, explica este profesional.
Cesario Izaguirre, especialista peruano en Física Médica, quien trabaja desde hace tres años en el IBRO, comenta que los pacientes que llegan a este centro médico tienen un rango de edad bastante amplio. Las personas de edad más corta que ingresan al "búnker” de este instituto tienen alrededor de seis años. Hay personas de la tercera edad que también optan por realizar la radioterapia con el acelerador lineal.
"Hemos tenido ingenieros, médicos y abogados que vienen a hacerse la terapia que dura aproximadamente mes y medio”, complementa Ticona sobre los pacientes que siguen el tratamiento en La Paz.
Al tratarse de una entidad privada, el realizar las sesiones de radioterapia en este acelerador lineal tiene su costo que, sin embargo, Ticona asegura que es bastante económico con relación a cualquier otro centro de similares condiciones en la región.
El año pasado Página Siete publicó un reportaje titulado Enfermos de cáncer gastan su patrimonio para el tratamiento, en el cual se reflejan experiencias de personas con cáncer que acuden a un hospital público y que deben deshacerse de sus pertenencias para costear los gastos.
Esos "sacrificios” por lo general van desde sacar créditos bancarios hasta vender su ropa, pasando por la venta de terrenos, garrafas y cualquier otra posesión de valor, con el fin de al menos controlar esta enfermedad mortal.
Apoyo a pacientes del Hospital del Niño
Entre sus medidas de responsabilidad social empresarial, el Instituto Boliviano de radioterapia y Oncología (IBRO) -ubicado a dos cuadras del ingreso al aeropuerto de la ciudad de El Alto- colabora a los pacientes del Hospital del Niño con porcentajes de costeo de tratamiento hasta del 50%, dependiendo qué es lo que necesite cada infante.
En sus dos primeros años de funcionamiento (2013-2014) -explican dos de los socios fundadores- llegaron a cubrir el 100% del tratamiento.
"Nosotros, por iniciativa propia, nos acercamos al Hospital del Niño para ofrecerles un tratamiento gratuito a los pacientes. Los dos primeros años hemos dado tratamiento-donación; una donación del costo integral del tratamiento”, cuenta Cesario Izaguirre, especialista peruano en Física Médica, quien trabaja desde hace tres años en el IBRO.
Según la Fundación Boliviana de Lucha Contra el Cáncer con sede en La Paz, todas las personas debieran estar familiarizadas con "ciertos signos” que pueden indicar cáncer temprano.
"Es importante notificarlos inmediatamente, antes de que la afección se propague. Es lamentable que las etapas tempranas del cáncer sean generalmente sin sintomatología; debido a esa razón, la persona frecuentemente se demora en obtener diagnóstico y tratamiento”, se lee en su portal web.
Según los médicos especialistas en esta letal enfermedad, uno de los tipos de cáncer más comunes en los niños es el que se localiza en la sangre y que se conoce comúnmente como leucemia.
Fotos: Fredd Ramos
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