Estados Miembros aprobaron en la Asamblea General de la OEA la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, entre ellos, el derecho a la salud para este grupo de la población.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) celebra el compromiso de los países de las Américas de fortalecer la protección de los derechos humanos de las personas mayores, incluido su derecho a la salud y otros derechos humanos relacionados, al aprobar este 15 de junio, la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores en la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Esta convención, el primer instrumento internacional vinculante para promover y proteger los derechos humanos de las personas mayores, establece medidas específicas para regular áreas vinculadas a la salud y al envejecimiento saludable, como la protección del derecho de las personas a la salud, a tener información sobre los tratamientos, a los cuidados paliativos, y contra la discriminación y abuso, por mencionar algunos ejemplos.
"La OPS aplaude la iniciativa de la OEA de adoptar la convención sobre los derechos humanos de las personas mayores. Los Estados Miembros, con gran liderazgo han adoptado el primer instrumento internacional vinculante sobre envejecimiento como un tema de derechos humanos y desarrollo", subrayó Javier Vasquez, asesor regional de derechos humanos de la OPS.
"Hombres y mujeres de más 60 que viven en América Latina y el Caribe representan el grupo poblacional de personas mayores que crece con mayor rapidez en el mundo. Estas personas se encuentran frecuentemente en situaciones vulnerables en las que necesitan urgentemente protección especial en las políticas nacionales, planes, leyes y programas", indicó Enrique Vega, asesor regional de envejecimiento saludable de la OPS.
En las Américas, hay más de 150 millones de personas mayores de 60 años de las cuales el 60% son mujeres. Para 2020, se espera que la región tenga unos 200 millones de adultos mayores, casi el doble que en 2006. Más de la mitad de ellos vivirán en América Latina y el Caribe, donde en la actualidad cerca del 50% de las personas mayores no tienen los recursos para financiar sus necesidades diarias.
La OPS colaboró desde el 2011con el grupo de trabajo de la OEA sobre los derechos humanos de las personas mayores en la redacción de esta Convención.
Entre otros puntos, la Convención aprobada en la Asamblea General de la OEA, señala que:
• Los Estados partes adoptarán medidas para prevenir, sancionar y erradicar prácticas como el aislamiento, abandono, sujeciones físicas prolongadas, hacinamiento, negación de nutrición, tratamientos médicos inadecuados, entre otros;
• Los países deben tomar medidas para que las instituciones públicas y privadas ofrezcan a la persona mayor un acceso no discriminatorio a cuidados integrales, incluidos los cuidados paliativos, eviten el aislamiento y manejen apropiadamente los problemas relacionados con el miedo a la muerte de los enfermos terminales, el dolor y eviten el sufrimiento innecesario;
• Las personas mayores tienen el derecho irrenunciable a manifestar su consentimiento libre e informado en el ámbito de la salud;
• Los Estados parte deben diseñar medidas para que las personas mayores puedan gozar de su derecho a in sistema integral de cuidados que provea la protección y promoción de la salud, cobertura de servicios sociales, seguridad alimentaria y nutricional, entre otros aspectos;
• Se asegure que las personas mayores tienen derecho a vivir una vida sin ningún tipo de violencia y maltrato, por lo que los países deben tomar medidas al respecto;
• La discriminación por vejez queda prohibida.
• Los países deberán implementar políticas de salud intersectoriales para brindar una atención integral que incluya la promoción de la salud, la prevención, la atención de la enfermedad en todas sus etapas y la rehabilitación y cuidados paliativos de la persona mayor para que pueda disfrutar del más alto nivel de bienestar.
Vega destacó que la Convención será un instrumento esencial en los esfuerzos de la OPS para mejorar la calidad de vida y la atención de los adultos mayores en las Américas.
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