domingo, 6 de septiembre de 2015

Los pacientes peregrinan por medicamentos y claman ayuda

La batalla contra el cáncer no sólo implica sobrellevar una dura enfermedad, sino adversidades como el tener que peregrinar por medicamentos y afrontar un tratamiento costoso.

Los oncólogos y pacientes remarcan que es tiempo de fortalecer el sistema de salud público y de la seguridad social para garantizar el acceso a la salud y el derecho a la vida.

Ambos hacen énfasis en la necesidad de educar e informar a la población para tener una cultura de prevención y no esperar a llegar a estados críticos. Consultar al médico una vez al año puede marcar la diferencia. Pues, las lesiones que se detectan tempranamente pueden curarse con éxito.

La enfermedad en su estado avanzado conlleva enormes gastos. Una sesión de quimioterapia, el tratamiento para destruir las células cancerígenas, cuesta entre 10 y 70 mil bolivianos. El tratamiento puede durar hasta un mes, de acuerdo a la gravedad de la enfermedad.

El acceso a los medicamentos aún es muy restringido por el costo y porque éstos llegan esporádicamente. Su adquisición supone cumplir con un proceso burocrático ante las instituciones responsables de la salud.

Muy pocas farmacias traen los medicamentos específicos y el pedido se hace por catálogo. Además, muchos fármacos que se utilizan en el exterior todavía no llegan a Bolivia porque son muy caros, manifestó la jefa de Oncología del hospital Viedma, Carmen Torrico.

Añadió que recibir un diagnóstico de cáncer siempre es duro para la persona, pues la enfermedad se entiende como sinónimo de muerte. No todas las personas asumen la situación de la misma manera, algunos llegan a quitarse la vida.

“Hablar de cáncer sigue siendo un tabú en Bolivia. Las personas no están bien informadas y no saben que algunos tipos se pueden curar. Para ello, es necesario un diagnóstico temprano, el tratamiento adecuado y controles posteriores”, expresó.

El jefe de Oncología de la Caja Nacional de Salud (CNS), Luis Muñoz, explicó que el paciente con cáncer suele atravesar por tres fases desde el diagnóstico de la enfermedad hasta la aceptación: la desesperación, los cuestionamientos (por qué a mí) y la resignación.

En los hospitales de seguridad social la situación es difícil para los pacientes. Aunque las sesiones de quimioterapia y radioterapia son gratuitas, uno debe comprarse algunos medicamentos. Hay casos donde sólo se les otorga cinco de 14 fármacos. Hay personas con cáncer avanzado que requieren cada mes 20 mil bolivianos para cubrir los gastos médicos.

La lucha contra el cáncer no es igual para un niño que para un adulto. Los menores de edad no pueden valerse por sí mismos, tampoco comprenden lo que les pasa y asumen su realidad de una forma muy dura.

“Hemos visto diferentes casos. Muchos papás no quieren enfrentar la situación y abandonan a su familia. En otras ocasiones, es la mamá la que se va, pero es menos frecuente. También, están aquellos matrimonios que se unen más en la adversidad”, afirmó la responsable de convenios de la Fundación Oncofeliz, Esther Machaca.

El cáncer en la sangre o leucemia es el más frecuente en los niños en Cochabamba. El mal provoca constantes hemorragias internas y externas. Los pacientes requieren transfusiones con frecuencia. “Una madre llegó a gastar hasta 35.000 bolivianos por la sangre por cuatro semanas”, lamentó la representante.



NECESIDADES

Los médicos expresaron que el avance de la enfermedad requiere que se modernice la atención, la infraestructura y se fortalezca la investigación. Explicaron que la lucha contra este mal implica la participación del Estado, de las instituciones y de la población.

“Necesitamos un registro de los casos con cáncer. El Servicio Departamental de Salud no tiene una unidad única de cáncer. Esto significa que no se le da la atención específica y debida. Requerimos la prueba de inmunohistoquímica para un diagnóstico más preciso, pruebas genéticas, resonancia magnética, el petscan que ayuda a conocer el avance de la enfermedad, medicamentos que son muy caros y otros insumos”, señaló la oncóloga, Carmen Torrico.

Por otro lado, el jefe de Oncología de la CNS, Luis Muñoz, manifestó que es primordial realizar campañas de prevención para que las personas cuenten con un diagnóstico y de este modo se efectivice el tratamiento.



30.000 BOLIVIANOS SÓLO EN SANGRE
“Fue como si el mundo se acabara, es muy duro como madre”

Micaela (nombre ficticio) tiene 11 años y hace tres meses su vida estuvo en riesgo. Estaba en terapia intensiva a causa de constantes hemorragias provocadas por la leucemia, que recién le habían diagnosticado. Su condición exigía grandes cantidades de glóbulos rojos, plaquetas y compuestos, todo representaba un alto costo para su familia que no contaba con los recursos necesarios.

“Mi hija necesitaba 50 unidades de sangre. Traje a todos los donadores, pero sólo me aceptaron a 20. Micaela también requería 60 unidades de plaquetas. Además de compuesto que cuesta 170 bolivianos. Llegué a pagar más de 30.000 bolivianos en un mes y medio que estuvo en terapia sólo en sangre”, contó la mamá.

Micaela es la menor de tres hermanos y representó un duro golpe para toda su familia saber que tenía leucemia. “Fue como si el mundo se acabara, realmente fue duro como madre. Es caro tratar el cáncer, pero más bien tenemos la ayuda de las damas voluntarias, porque si no realmente no hubiera podido”, dijo.

A todo ello se suma que no siempre hay sangre en el Banco de Referencia y cuando es así se debe buscar donadores.





LA FAMILIA HACE UN ESFUERZO
“El Gobierno debería aportar con los medicamentos”

A sus 50 años, Alieta lucha contra el cáncer gástrico que le diagnosticaron en diciembre. Dijo que desde aquel momento se enfocó en curarse y recibió el apoyo de su familia. Es atendida en la Caja Nacional de Salud (CNS) pero no recibe todos los medicamentos. Contó que debe comprarse uno que representa gran esfuerzo económico.

“Yo fui a hacerme una revisión de la gastritis cuando me dijeron que tenía cáncer. Por toda la información que tenía sobre la enfermedad y la explicación de los médicos sabía que me podía curar. El golpe más duro fue para mi familia que no vio del mismo modo y pensó que podía morir. Gracias a Dios, por el momento me va bien con el tratamiento y mi cuerpo está respondiendo”, expresó.

“Al problema que sí nos enfrentamos es al pago de un medicamento sumamente caro. La CNS cubre el tratamiento, pero no un fármaco que debo utilizar ocho veces cada 21 días. Y cada dosis cuesta 21.000 bolivianos. Con mi familia conseguimos el dinero como podemos, pero el Gobierno debería proporcionarnos estos medicamentos o al menos hacerlo un poco más económico”, dijo.





LUCHANDO POR SALIR ADELANTE
“Cada día hay más pacientes y el lugar se queda pequeño”

Rita, paciente que tiene cáncer y es atendida en la Caja Nacional de Salud (CNS), dijo que la situación que le ha tocado vivir no es fácil para su entorno. Es auditora, pero tuvo que dejar de trabajar para vencer a la enfermedad. Su esposo y familia la apoyan incondicionalmente y siente que está mejorando.

“Mi vida cambió por completo. Cuido todo lo que como, trato de vivir relajada, sin estrés. Antes nunca me palpaba el seno. Llegué a la Caja por otro motivo, pero en los exámenes me vieron el cáncer. Tuve la fortuna de que no estuviera extendido. Me extirparon el bulto y ahora estoy en quimioterapia. Veo mujeres que están en peores condiciones y además tienen que pagar medicamentos extras, muy caros”, contó.

Asimismo, solicitó a las autoridades que mejoren el servicio de Oncología. “Hay excelentes doctores y creció bastante, pero cada día hay más pacientes y el lugar se queda pequeño. Además, como somos vulnerables deberíamos tener un lugar exclusivo de emergencias y sólo para nosotros. Es terrible ver pasar por nuestro delante a personas que no lo lograron”, agregó.





NIÑOS AFECTADOS CON EL CÁNCER
Hace dos meses tuvo que dejar el colegio por la leucemia

Sandra Aizacayo tiene 11 años y era la mejor estudiante de su colegio en el sexto grado de primaria. Pero, hace dos meses dejó la escuela, porque le diagnosticaron leucemia. Como está por entrar a la adolescencia a veces le da algo de vergüenza que el cabello se le caiga y esté más delgada.

“Estaba mal, le daba fiebre, pensábamos que era resfrío, pero luego le empezaron a sangrar todas las encías, le trajimos de emergencia al hospital y le diagnosticaron leucemia. Cada internación que no cubre el SUMI nos cuesta más de 2.000 bolivianos por dos días”, comentó su mamá.

Dijo que a veces su hija quiere escaparse para que no le internen, porque el tratamiento es muy doloroso. Ahora que está mejor acude a sus controles tres veces a la semana. Este mes tiene que internarse tres días cada semana.

Con aflicción y mucha preocupación por los gastos que implica la atención a los niños con cáncer, la mamá clama ayuda a las autoridades, porque recuerda que hay madres que llegan de muy lejos y deben dormir en las bancas con sus hijos.


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