Susana Céspedes protesta porque le acaban de informar que su hijo no será operado. El niño de un año padece de criptorquidea (falta de descenso de testículos) y debía ser sometido a un procedimiento quirúrgico. La madre asegura que es la segunda vez que postergan la intervención y no acepta ninguna explicación.
Como el niño de Susana, hay cerca de 300 menores que aguardan durante un año por un espacio libre en el único quirófano del Hospital del Niño Manuel Ascencio Villarroel.
El director del hospital Uriel Ferrufino admite que los procedimientos deben postergarse constantemente porque surgen emergencias. Esto hace que los niños deban esperar más de un año para una intervención. Hasta ahora son cerca de 300 las operaciones en lista de espera.
La solución está en la construcción de un nuevo quirófano, pero no hay dónde hacerlo. El personal de salud exige que se atienda las necesidades de infraestructura que afecta en el insuficiente número de consultas, internaciones y operaciones demandadas por la población infantil.
El Manuel Ascencio Villarroel es el único hospital de tercer nivel de Cochabamba. Es un centro de referencia al que acuden pacientes de otros departamentos como Oruro y Potosí. Su capacidad ha sido rebasada, porque desde que comenzó a funcionar, hace 15 años, no se aumentó una sola cama.
Los padres protestan por la espera, pero no hay otra alternativa que aguardar porque no tienen las condiciones económicas para acudir a las clínicas privadas.
Para una cirugía, los niños son preparados un día antes, porque deben ingresar en ayunas a la sala de operaciones. Este procedimiento resulta inútil muchas veces y los niños se quedan sin desayuno en vano, pues son dados de alta sin haberlos operado.
Ferrufino dice que las cirugías postergadas no significan un riesgo para los pacientes. Menciona, por ejemplo, los casos de hernia inguinal. En estos cuadros clínicos, lo recomendable es realizar la operación ni bien sea detectada la dolencia; “sin embargo, es imposible hacerlo por la falta de otro quirófano”.
Explica que hay casos de urgencia que se presentan repentinamente que no pueden ser aplazados porque son de “vida o muerte”.
INCONCLUSO A pocos metros de distancia, se levanta la infraestructura de cinco pisos del Hospital del Niño Manuel Ascencio Villarroel, proyectado para el funcionamiento de consultorios, quirófanos e imagenología.
El edificio inconcluso fue paralizado hace seis años, debido a fallas en el diseño y en la calidad de la obra. Actualmente, se ventila un proceso penal en contra del exalcalde Gonzalo Terceros, del Oficial Mayor de Infraestructura y de los representantes de las empresas constructoras a cargo del proyecto para establecer las responsabilidades penales.
Hasta la fecha, no tienen ninguna alternativa para mejorar su situación. No hay ningún proyecto aprobado para la construcción de un hospital.
Apoyo
El hospital recibe apoyo de ciudadanos que les hacen llegar ropa de cama y mobiliario para mejorar las condiciones de las salas.
Apuntes
Población
De acuerdo al Censo de Población y Vivienda de 2012, en Cochabamba hay 527.442 los menores de 15 años. Se trata del 30 por ciento del total de población. Este grupo etáreo cuenta con un solo hospital de tercer nivel para atenderse con médicos especialistas y someterse a cualquier tipo de cirugía.
Especialidades
El Manuel Ascencio Villarroel es el único pediátrico del país con 39 médicos subespecialistas. En el área clínica cuenta con neumólogos pediátricos, neurólogos infantiles, intensivistas, inmunoalergóloga, reumatólogos con experiencia en pediatría, infectólogos, oncólogos pediatras, cardiólogos, endocrinólogos, alergóloga, gastroenterólogos y nefrólogos pediatras. En la parte quirúrgica hay cirujanos pediatras, traumatólogos, ortopedistas infantiles, neurocirujanos, cirujanos plásticos, maxilofacial y especialistas en quemología.
Personal
En el Hospital Manuel Ascencio Villarroel trabajan los médicos residentes y los que realizan su Año de Servicio Social Obligatorio (ASSO).
Son cerca de 16 profesionales cuyo trabajo contribuye a la atención de los pacientes.
Pacientes son atendidos bajo las gradas y en los depósitos
Un depósito transformado en el consultorio de oftalmología, el baño habilitado como ropería y cambiador del personal de salud, los pasillos usados como consultorios de recuperación, son las condiciones de incomodidad en la que se atiende a los enfermos del Hospital del Niño Manuel Ascencio Villarroel.
Su capacidad ha sido rebasada porque desde que comenzó a funcionar, hace 15 años, no se aumentó una sola cama. Ahora, los 96 catres no abastecen la demanda de los enfermos. Para dar atención a los niños han asumido el sistema de “cama tibia”, es decir, que cuando un paciente es dado de alta, ingresa “inmediatamente” otro.
El director del hospital Uriel Ferrufino dice que la incomodidad es “insostenible”. Asegura que el personal de salud hace “malabares” para atender a todos los pacientes que llegan al Ascencio Villarroel.
Los padres deben madrugar con sus hijos enfermos para lograr conseguir una ficha de atención. Diariamente, se distribuye un promedio de 300.
Para incrementar el número de consultorios, se hicieron adecuaciones en la infraestructura. El sector destinado a la enfermería y cambio de pañales, por ejemplo, fue habilitado para la atención de las especialidades de Dermatología y Alergología. Esto significa que el control de peso y talla de los bebés y niños ahora se realiza en un pasillo. Por el corredor circula constantemente el personal de salud con los expedientes de los enfermos.
Otra adecuación es la infraestructura habilitada bajo la grada. Allí se instaló el servicio de Fisioterapia y Psicología. El ambiente de Fisioterapia es tan bajo que la enfermera tiene dificultades para movilizarse hasta la camilla sin golpearse la cabeza.
El propósito de la consulta de Psicología es atender a toda la familia de los convalecientes, pero es tan pequeño que solo hay espacio para la profesional y su paciente.
Los depósitos fueron transformados en consultorios de Neurología, Otorrinolaringología y Oftalmología.
Estas oficinas no cuentan con una sala de espera debido a la improvisación y a la falta de espacio.
Otro problema es la falta de baños. Las enfermeras y los médicos se ven obligados a compartir el servicio con los pacientes.
Recuerda que son los inquilinos del maternológico Germán Urquidi y solo usan la mitad de la infraestructura. Explica que Cochabamba es el único departamento sin un hospital pediátrico.
2 Especialistas
Uno de los aspectos que deben destacarse es la presencia de especialistas. Los únicos dos nefrólogos pedriatras de Cochabamba trabajan en la Unidad de Hemodiálisis del Hospital del Niño Manuel Ascencio Villarroel.
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miércoles, 26 de abril de 2017
Los niños aguardan más de un año para ser operados
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