martes, 18 de abril de 2017

En el centro de salud Pucarita están alarmados por la frecuencia y el incremento de las enfermedades. Capacitan a la gente.

Los casos de diarrea y dermatosis son el pan de cada día en la zona de Albarrancho.

El centro de salud Pucarita situado en la zona atiende un promedio de dos a cuatro casos de estas dos enfermedades.

Las diarrea o parasitosis es la más recurrente y se presenta tanto en niños, adultos como ancianos que después de curarse de este mismo cuadro vuelven a acudir con la misma enfermedad un tiempo después.

El director del Centro de Salud Pucarita, Julio Vera, indica que hace poco se entregó un informe a pedido de los dirigentes de la zona que están preocupados por la salud de los habitantes alrededor de la planta de tratamiento.

El informe detalla que los casos más frecuentes son las diarreas y que muchas veces se hacen análisis de laboratorios en los que se ha identificado la presencia de parásitos.

El médico explica que todo esto se debe a la calidad de agua que consumen los vecinos de la zona.

Indica que la gente que consume aguas de tanques subterráneos es la que presenta los problemas con más frecuencia y acude al hospital varias veces al año con la misma enfermedad.

Indica que en el subsuelo los tanques que tiene la gente no están recubiertos y no tienen ninguna protección por lo que pueden estar siendo contaminados con los metales y gases que emana la planta de tratamiento.

Pero otra de las patologías que preocupa en sobre manera es la dermatosis.

Vera dice que hubo muchos casos que no pudieron ser resueltos en el centro de salud y que tuvieron que derivarlos a un especialista.

“Tenemos varias pomadas y medicamentos para atender esta enfermedad, pero la gente no se cura”.

Señala que el último caso de un joven que tiene las manos llenas de ronchas les preocupó y tuvieron que acudir a la ayuda de un especialista.

La dermatosis (erupciones cutáneas que ocasionan picazón y pueden sangrar) en las piernas y en las manos es recurrente según el médico por el contacto que la gente tiene, al menos una o dos veces a la semana, con el agua para riego que sale de la planta de tratamiento de Albarrancho.

Las personas que más sufren estas consecuencias son las que no utilizan botas o guantes para hacer esta actividad en sus plantaciones de forraje.

Hace varias semanas que la gente del lugar comenzó a ser capacitada respecto al cuidado y prevención que se debe tener en la manipulación de estas aguas, que asegura están contaminadas.

El médico reclama el hecho de que la gente de la zona cuide más las plantaciones que tiene, que a sus propios hijos.

Menciona que en algunos casos los niños están también en contacto con las aguas tratadas que van al canal de riego a través de filtraciones que se hacen en el piso o cuando llueve y hay rebalses.

“Falta mucha educación en la gente del lugar y lamentamos que nadie se preocupe por la salud de estas personas, los casos son muy frecuentes y nos preocupa que cada vez se enfermen con lo mismo”.

Dijo que lo más adecuado es el uso de guantes y botas de goma.

Por su parte, la responsable de Sanidad Ambiental del Servicio Departamental de Salud (SEDES), Patricia Choque, informa que en la zona no se ha pedido una ayuda para poder intervenir y que los casos no causan alarma.

Indica que el aumento de casos se ocasiona sobre todo en las épocas de calor y vientos y que ahora no es una temporada difícil.

RECOMENDACIONES

Sin embargo, la autoridad en salud señala que es necesario que en la zona se hagan estudios de emisión de gas y de aguas subterráneas.

“No sabemos muy bien cuál es la situación de contaminación de las aguas, hay que hacer una investigación”.

Reconoce que las aguas también pueden ser contaminadas por vía aérea porque Albarrancho es una zona donde corre mucho viento y las bacterias pueden viajar.

El peligro está cuando los vecinos dejan reposar el agua a la intemperie para luego utilizarla en la cocina o para consumo humano.

RECOMENDACIONES

Lo más recomendable, según Choque es que la gente que recibe agua de cisterna y utiliza turriles o tanques para almacenarla los tapen de la manera más hermética que se pueda para que las bacterias no la contaminen.

Otra de las recomendaciones es no dejarlos en las aceras o en lugares inseguros, sino resguardarlos dentro de los domicilios.

También indica que lavar estos recipientes por lo menos una vez a la semana impedirá que el agua sufra cambios y dañe la salud de la población.

Sugiere que el agua de cisterna que es enviada a la zona sea de óptima calidad y tenga las autorizaciones correspondientes para que la gente tenga más confianza en su uso.

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