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En las puertas de los servicios de emergencia, de la Caja Nacional de Salud y del hospital Viedma, las sirenas no tan tregua. Es el primer viernes del mes. Los heridos y personas con dolencias graves llegan a cada minuto.
El intenso ritmo en las salas de emergencia se agudiza a partir de las 10 de la noche, una hora punta en la que los excesos del alcohol y la imprudencia de conductores parecen estar a “flor de piel”.
A esta hora, en puertas del hospital Viedma, un grupo de mujeres y jóvenes oriundos de Potosí se pone de pie cuando escucha el chirrido de la puerta a la espera de noticias de un familiar que ingresó en horas de la mañana. La explicación de la residente de Medicina es interrumpida por un irritante chillido de las sirenas.
Solo dos personas, las más próximas a la residente, se mantienen escuchando la explicación, pero el resto se distrae cuando las puertas de la ambulancia se abren y bajan a un motociclista que fue embestido por un taxi.
El paso de la camilla dispersa al grupo y, al cerrarse la puerta, se deja a un segundo grupo que llegó acompañando al motociclista.
La tensa calma vuelve al “patio de espera”, pero solo se queda por unos pocos minutos. Otra ambulancia, esta vez de Bomberos, ingresa raudamente arrinconando a una joven que entraba al hospital junto a su madre y hermana.
Rápidamente, el policía abre la puerta y, con la ayuda de un camillero, jala la litera donde un joven delira por la herida causada por un arma blanca.
Hasta ese momento todos ingresan sin problemas. Luego del alboroto llega hasta la puerta la joven que había sido arrinconada por la ambulancia. Con un pañuelo cubre las heridas de su brazo que fue lacerado por las mordeduras de un perro.
Golpea la puerta y la misma joven estudiante sale para indicarle que debe esperar. Las 16 camillas habilitadas están ocupadas y el personal médico se encuentra atendiendo a los últimos heridos que ingresaron y a los que permanecieron desde la mañana.
Espera 20 minutos, y al no tener ninguna respuesta decide abandonar el nosocomio en busca de una clínica particular. Media hora después retorna abrumada por el dolor, el frío y el cansancio.
“En la clínica nos querían cobrar 280 por todo y nos pedían garantías. Era muy caro, por eso volvimos”, dijo Camila, la hermana de 13 años, quien junto a su madre ruegan a los residentes de Medicina que la puedan atender.
Las súplicas son atendidas de inmediato, ya que Emergencias tiene ahora dos camas libres. Un paciente que ingresó en la tarde fue dado de alta y el motociclista decidió solicitar su alta. “No me gustan los hospitales, voy a estar mejor en mi casa”, dijo casi refunfuñando.
Ha pasado solo una hora y esta sala ha atendido a cinco personas -un motociclista, un apuñalado, un diabético, un hombre con un problema en la cabeza y la joven con la mordedura de perro. La calma vuelve, pero el correteo se agudizará por varias horas en la madrugada.
Según las estadísticas de este hospital, al igual que de la Caja Nacional, el equipo médico de turno atiende al menos a 150 personas entre pacientes psicosomáticos, que solo requieren una pastilla, hasta heridos de bala y en accidentes de tránsito, que precisan intervenciones quirúrgicas de urgencia.
El equipo que debe atender todas estas situaciones está conformado por un jefe médico de guardia, un médico adjunto, dos enfermeras, dos auxiliares, dos camilleros, un chofer de ambulancia y al menos cuatro residentes de diferentes especialidades.
Ambulancias hacen fila para la atención
Hay momentos críticos, cuando los accidentes ocurren simultáneamente en diferentes lugares y las ambulancias deben hacer fila en puertas de emergencia aguardando que sus heridos sean atendidos. En situaciones más críticas los heridos esperan en la zona de triaje (lugar para categorizar al paciente según su gravedad).
Demanda en el Seton triplica su capacidad
En el hospital Elizabeth Seton, de la Caja Petrolera de Salud (CPS), la cantidad de pacientes que llega al servicio de Emergencia ha rebasado en tres veces su capacidad.
El reducido personal -un médico de guardia, dos auxiliares y cuatro médicos a llamado- atiende en promedio a 90 pacientes cada día.
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lunes, 21 de abril de 2014
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