lunes, 18 de julio de 2016

Donación de sangre Jóvenes eluden proceso por diferentes temores

Los mayores miedos de jóvenes alteños están basados en algunas atenciones médicas, como las curaciones o extracciones dentales y las inyecciones, factor que influye en el hecho de que eluden convertirse en donantes de sangre ante la sola posibilidad de ser introducidos con una aguja para ser parte de ese procedimiento, según indica Gary Conde, estudiante de la carrera de Ingeniería.

A sus 22 años, este joven recuerda que, en su familia, sus padres debieron ser donantes de sangre para poder restablecer la salud de uno de sus familiares y que esa imagen, de pinchar con una aguja en la región del brazo para obtener el líquido, es lo que a la fecha se mantiene en su memoria, factor que evita a que él se convierta en un donante voluntario.

“Ocurre que estaba a punto de ser parte los donantes de sangre, porque el hermano de mi papá necesitaba, luego de haberse accidentado en un choque de vehículo en la carretera a Oruro. Cuando vi la aguja que utilizaban para colocarte en el brazo es que me asusté y como ya mis padres habían donado y no se requería más unidades de sangre es que preferí no hacerlo. Me da miedo la aguja”, reconoció.

“Mi tía luego de dar a luz (atención de parto), mediante una emergencia, por ser la atención mediante cesaría, es que necesitó sangre y su esposo que era del mismo tipo de sangre, pero yo no creo que me hubiese animado a donar, porque me atemoriza hasta el dentista, cuando utiliza aguja para colocar anestesia, no creo que me animara a ver la aguja que se utiliza en la extracción de sangre”, indicó.

“No me animaría a ser donante, porque a uno creo que le llegan a pinchar en el brazo y eso no me gusta para nada”, señaló Francisco Guzmán, estudiante de Mecánica.

Visualmente sólo ver los implementos que se utilizan para la extracción de sangre se convierte en el factor que ocasiona que una cantidad de jóvenes no acepten donar voluntariamente, pero cuando se les explica que este factor podría salvar la vida de sus seres queridos, el temor es superado.

“Si mi papá fuera quien necesitaría o mi hija, sin pensarlo donaría mi sangre de inmediato”, explicó Beatriz Coca, estudiante de Comunicación.

“Sólo para que se destine a mi familia, claro que donaría o a una niña quienes son más indefensos”, expresó Marcos Choque, otro universitario.

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