lunes, 27 de junio de 2016

Abandono y orfandad: Una realidad de la enfermedad mental

Mientras el 80% de los internos del Instituto Psiquiátrico ha sido abandonado por sus familiares y actualmente depende de la institución, en el Psicopedagógico, un 16% del total de sus pacientes está actualmente en situación de orfandad, una evidencia concreta de que el desamparo a las personas con discapacidad es hoy en día una realidad contra la que todavía se lucha a diario en Chuquisaca y el país.

La mayor parte de los más de 300 internos del Instituto Psiquiátrico “Gregorio Pacheco” son pacientes que están en calidad de “institucionalizados”, es decir, sin ningún familiar que se haga cargo de ellos. Sin embargo, aunque su estancia en esa institución tiene al menos 30 años, la tasa de abandono no se ha eliminado.

Al año, tres a cuatro personas todavía son abandonadas por sus familias, se encuentran en estado de indigencia o no se puede contactar a nadie vinculado a ellos, comenta el gerente General del Psiquiátrico, Abrahan Choquecallata.

Como la mayor parte de los internos son personas abandonadas por sus familiares, los ambientes del Psiquiátrico se convirtieron en su hogar y el personal y los voluntarios se han hecho su familia.

En este espacio es relativamente normal que algunos de los internos traten como hijos o padres a los que a diario ven a su alrededor, pese a que no tienen ningún vínculo consanguíneo. Su familia es mucho más grande de lo que se podrían imaginar.

Choquecallata comenta que la labor del personal y de los voluntarios involucrados en este trabajo es muy importante sobre todo para los pacientes institucionalizados quienes en fines de semana salen a la calle solos, a pasear por su cuenta por el parque o por los alrededores para distraerse un poco, mientras otros vuelven a sus hogares para estar con su familia.

En Sucre es bastante común ver a algunos de estos internos, ya con rostros hasta familiares para la población, caminando sin compañía alguna, pidiendo una monedita usualmente destinada a la compra de un cigarrillo.

Al caer la tarde, vuelven a su “casa” y retoman su vida cotidiana en el instituto donde son tratados hasta que la vida se los permita. Cuando fallecen, el instituto también se encarga de tramitar todo lo necesario para su entierro, seguramente será sólo esa familia la que los añore cuando ya no estén.

Actualmente, el Psiquiátrico cuenta con algo más de 300 pacientes, entre institucionalizados y no. En este instituto, los casos más frecuentes de consulta y de internación son la psicosis, la esquizofrenia, el retardo mental y la depresión.

LA FAMILIA ES FUNDAMENTAL
El apoyo familiar es fundamental para la atención de las personas con enfermedades mentales, pues con su acompañamiento se puede lograr la rehabilitación y reinserción de los pacientes, comenta Choquecallata.

Lo que pasa es que la mayor parte de las personas creen que un paciente psiquiátrico debería estar internado, cuando en realidad con la medicación adecuada y el seguimiento continuo pueden desenvolverse en el ámbito laboral y familiar.

“Es como en el caso de cualquier otra enfermedad, como la diabetes o algún mal del corazón, que pese a requerir controles permanentes no impide que las personas desarrollen su vida con relativa normalidad”, reflexiona el Gerente del Psiquiátrico al precisar que durante los últimos años se ha estado trabajando mucho en el involucramiento de la familia en la recuperación y reinserción de los pacientes psiquiátricos.

Es que tener un familiar con alguna enfermedad mental no es algo sencillo, así lo reconoce Choquecallata, aunque enfatiza que hoy en día se tiene más facilidades económicas gracias a que algunos medicamentos son cubiertos por seguros estatales, lo que incide también en que los familiares no dejen a sus parientes enfermos al no poder cubrir los altos gastos en medicación.

El hermano de la orden de San Juan de Dios indica que actualmente aplican la política de la Organización Panamericana de Salud (OPS), que dice que no se debe institucionalizar al paciente y se debe proceder a reinsertarlo en el ámbito familiar, rehabilitarlo y hacerle un seguimiento continuo.

En esa línea, el Psiquiátrico ha estado visitando comunidades en las que hay mayor prevalencia de enfermedades mentales como Culpina, Camargo y Tomina, donde procedió a capacitar al personal de primer nivel en el manejo adecuado de un paciente descompensado en salud mental.

“Estamos haciendo esos cambios, pese al estigma de que el paciente psiquiátrico debería estar en un loquero, como dicen (…) No siempre (los pacientes) deben estar institucionalizados, puede estar una o dos semanas hasta que se compense al paciente y luego puede ser dado de alta”, refuerza Choquecallata.

En el Instituto Psiquiátrico se reciben pacientes de Chuquisaca y del interior del país.

PSICOPEDAGÓGICO
En el Instituto Psicopedagógico “Ciudad Joven San Juan de Dios”, la situación no es igual, pese a que también se reciben menores de edad en orfandad. Los casos sin embargo son referidos desde la Dirección de Gestión Social de la Gobernación de Chuquisaca que recibe a los niños que se encuentran sin hogar o que en algunos casos identifica a familias con personas con discapacidad mental que viven en lugares alejados del área rural.

En total, el Psicopedagógico tiene una población de 300 pacientes, todos menores de edad, es decir de entre cero y 18 años de edad, de los que unos 100 son internos y los otros 200 son externos, explica el gerente General, el hermano Edgar Bondoni.

Aproximadamente la mitad de los pacientes que son internos son niños y adolescentes que no tienen familia, mientras que el otro 50% de ese grupo está conformado por menores de edad provenientes de lugares muy alejados en el área rural, por lo que sus familias no pueden estar permanentemente con ellos ni brindarles la atención en sus comunidades.

Sin embargo, los niños que tienen familia sí regresan con ella durante las vacaciones invernales y de verano, explica Bondoni, al remarcar que el acompañamiento de los familiares es esencial para lograr que los menores de edad puedan a futuro insertarse en la sociedad adecuadamente.

“En las familias se hace un trabajo grande para que se inmiscuyan en el proceso de rehabilitación de los chicos. Tenemos el programa Escuela de Padres en el que se capacita para atenderlos a los que son de estas familias de la zona rural porque en vacaciones de invierno y verano vienen los recogen y así tienen instrucción para atenderlos”, comentó el Gerente del Psicopedagógico.

Los 200 pacientes que son externos acuden bajo la modalidad de las escuelas especiales e ingresan a las 8:00 de la mañana cada día y se van a las 18:00.

MÁS FRECUENTES
Los casos de enfermedades mentales más frecuentes en el Psicopedagógico son discapacidad mental, parálisis cerebral, síndrome de Down, epilepsia y trastorno psiquiátrico en menores de edad, comenta Bondoni, , también de la orden hospitalaria San Juan de Dios, al igual que Choquecallata.

Las solicitudes más numerosas de espacio en este centro de atención especializada para menores de edad con discapacidad mental son para el área de Psiquiatría infanto-juvenil que es la única en el país, y para Pediatría, donde se dan los primeros pasos para tratar la discapacidad.

Y es que los requerimientos de atención son altos, al ser un instituto de referencia en el país, según explica Bondoni, quien dice que el Psicopedagógico colapsó hace años y que actualmente tres proyectos de ampliación se encuentran en la Gobernación, pero que por la situación económica del Departamento están en un estado “medio difícil”.

“Espacio tenemos, las ganas también las tenemos, la gente está capacitada, está preparada, lo que nos falta es el dinero para seguir ampliando más los horizontes del Psicopedagógico”, lamenta.

En el Psicopedagógico, un lugar donde faltan manos para atender a los niños, hacerles comer o jugar con ellos, el personal es considerado el principal voluntariado, sin embargo, el hermano llama a las personas interesadas a ser parte del equipo de voluntarios nacionales y extranjeros que apoyan a la institución acudiendo en su tiempo libre de la semana.

SUCRE, UN EJEMPLO DE APOYO
En las familias, el primer obstáculo por romper es el hecho de que ellas acepten que su niño tiene una discapacidad y así valorar sus potencialidades, es decir lo que puede hacer frente a lo que no; sin embargo, salvo esa situación que ocurre en todas las familias del mundo, Sucre es una ciudad considerada como ejemplo por su apoyo a las personas con discapacidad, según el Gerente.

“Sucre siempre ha sido una ciudad espectacular para nosotros como Psicopedagógico porque la comunidad sucrense siempre está pendiente, siempre está fortaleciendo, siempre está aportando”, destaca.

Si bien a Sucre le falta crecer todavía, a los ojos de las demás ciudades del país, es una urbe inclusiva y Chuquisaca en general es el único departamento donde las personas con discapacidad no se quejan de discriminación durante los eventos que congregan a este tipo de institutos, comenta Bondoni.

Es así que ambos institutos cifran sus esperanzas no sólo en el Gobierno, desde donde actualmente ven más apoyo que en los anteriores años, sino también en la población en general, que les tiende una mano en sus campañas, que las hace suyas y sobre todo, que debe lograr que las personas con discapacidad lleguen a insertarse plenamente.

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