Antonio (62) ingirió una substancia desconocida que lo dejó inconsciente. Necesitaba de un respirador y terapia intensiva, por lo que fue trasladado a la ciudad, donde fue rechazado, al igual que en un centro privado. Lo devolvieran a su lugar de origen, Punata, donde recibió la primera atención y después de unas horas perdió la vida.
Sus últimas horas de vida, Antonio, de 62 años, estuvo peregrinando por atención médica en hospitales públicos de su municipio y de la ciudad y en centros privados.
La intoxicación que sufrió por haber ingerido un alimento desconocido, lo llevó al hospital de segundo nivel de Punata, Manuel Ascencio Villarroel, casi a la medianoche de un día miércoles.
Al llegar, los dolores de estómago hacían que se retorciera y estuviera a punto de perder la conciencia.
El delicado cuadro clínico que presentaba el paciente y la falta de equipos de terapia intensiva, que necesitaba en ese momento, hicieron que los médicos de Punata lo refieran de emergencia al hospital Viedma de Cochabamba.
Acompañado de su esposa y otros familiares, Antonio fue acomodado en una ambulancia del hospital de Punata y trasladado a Cochabamba, a donde llegaron cerca de las 02:00 horas del jueves.
Sin embargo, las puertas del único hospital de tercer nivel de Cochabamba que podía salvarle la vida, nunca se abrieron.
A esa hora, los médicos le indicaron que no tenían espacio para atenderlo. En el lugar, las camas y los equipos del área de terapia intensiva, donde necesitaba ingresar, estaban ocupados.
UNA GARANTÍA
Ante esta situación, un médico de turno del hospital Viedma les sugirió que buscaran una clínica particular. Esa era la única alternativa para salvar la vida de Antonio.
Sin perder más tiempo, ni pensarlo dos veces, los familiares llevaron al paciente a una clínica cercana al hospital Viedma, pero antes de ingresarlo a una sala, el personal de servicio pidió una garantía de 1.500 dólares por el trabajo y los equipos que iban a utilizar.
La familia de escasos recursos económicos, que no contaba con el dinero para hacer el pago en ese momento, trató de convencer al personal para que lo dejaran ingresar, pero éstos les indicaron que eran reglas que no podían obviar y que primero debían pagar.
Sin otra alternativa, Antonio y sus familiares retornaron a su lugar de origen, Punata, esperanzados de encontrar una solución al problema de salud.
Los médicos de turno se sorprendieron al verlo retornar con un cuadro aún más complicado del que tenía en principio y por el que fue enviado a la ciudad.
SIN RESPIRADOR
Según la directora del hospital Manuel Ascencio Villarroel, Marlene Velásquez, al retornar, el paciente ya tenía problemas cardiacos y no podía respirar espontáneamente. Falleció aproximadamente a las 5:00 de la madrugada del jueves.
“Para nosotros es una situación difícil porque después de lo sucedido vinieron los reclamos de la familia por el deceso y cuando le decimos que es por falta de un respirador, les cuesta entender que no exista el equipamiento”, dijo.
La directora recalcó que hicieron todo para salvar su vida, pero no se pudo hacer más y se remitió el caso a un hospital de tercer nivel.
De acuerdo con la información otorgada por Velásquez, el caso de Antonio no es el primero ni último que pone en conflictos al sistema de salud en el Valle Alto. Muchas vidas se perdieron debido a esta situación.
Indicó que los pacientes que se trasladan a la ciudad son devueltos por falta de espacio y que ellos se sienten “de manos atadas” por no poder resolver los problemas más graves de salud y deben ver morir a muchos de ellos, después de un largo peregrinaje.
ACCIDENTADOS
El peregrinaje de Antonio, en busca de atención médica, también lo sufrían, hasta hace algunos años, quienes eran víctimas de accidentes de tránsito porque los rechazaban en los hospitales públicos por falta de espacio.
Al ser Punata una provincia intermedia entre Cochabamba y otras provincias del Valle Alto, de manera frecuente se presentan accidentes de tránsito.
“Cuando hay un accidente de magnitud, los pacientes normalmente nos llegan a nosotros porque somos el hospital más completo de toda la zona”, mencionó.
Hasta hace unos años no se contaba con la especialidad de traumatología, por lo que los pacientes también eran referidos al hospital Viedma.
Actualmente, la especialidad funciona las 24 horas, pero los pacientes más críticos, como por ejemplo con fractura de cráneo, todavía tienen que ser derivados a un hospital de tercer nivel porque en Punata no hay terapia intensiva.
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domingo, 8 de noviembre de 2015
Muere peregrinando atención en hospitales públicos y privados
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