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jueves, 19 de enero de 2017
Tarija Un terreno regalado y cien ovejas dieron vida al San Juan de Dios
El reloj marca las dos de la madrugada, Gabriela entra corriendo a la Unidad de Emergencias del hospital San Juan de Dios, pregunta por atención pediátrica. Su niño de nueve meses está agitado por una fiebre que rodea los 38 grados.
Ya en la sala de atenciones, ponen al niño en la camilla, lo revisan, le dan paracetamol y esperan a que la temperatura baje. Gabriela debe esperar hasta que el calor del bebé descienda a 36 grados.
Mientras está sentada en la sala de espera, se acerca Jacinto de 85 años. “Muchas cosas se escuchan aquí por las noches, el hospital no para ni un minuto. Qué cosas habrán pasado aquí, si ya tiene tantos años”, comenta mientras acomoda su suero.
“Esto ha sido difícil construirlo, toda la gente pedía. Antes monjitas lo atendían”, relata Jacinto mientras dice recordar que el hospital se trasladó muchas veces de lugar y luego de marchas y protestas se construyó en la zona donde está actualmente.
Tras escuchar esta conversación El País eN realizó una investigación bibliográfica para recuperar la historia del veterano hospital San Juan de Dios y tenerla presente rumbo al Bicentenario de Tarija.
Según relata el escritor Agustín Morales Duran en su libro “Estampas de Tarija”, el viejo hospital estuvo situado sobre las calles Campero, Bolívar, Aniceto Arce y llegaba hasta la calle Potosí, ocupando dos extremos manzanos porque todavía no se había abierto la avenida Domingo Paz. Era un local antiguo con entrada por un ancho portón sobre la calle Campero.
Relata que en el zaguán se velaban las efigies de San Dimas (el buen ladrón crucificado junto a Jesús) y a lado derecho quedaba la bonita capilla, que tenía largos corredores y varios patios con salas alrededor. También había construcciones más antiguas, donde se instalaba el hospicio y huertas que llegaban hacia la parte posterior.
En el primer patio de amplios jardines con naranjos salían a descansar los enfermos convalecientes. La atención o administración corría a cargo de las hermanitas de Santa Ana y todas las salas lucían amplias, llenas de sol, aseadas, donde no faltaban imágenes de santos.
Algo que llamaba la atención, especialmente a los chiquillos, fue la sección para “locos” y la misericordia (morgue), que quedaba con ventanas sobre la calle Bolívar. Cuentan que durante muchos años habitaba ahí un loco de apellido Pantoja, al que los muchachos molestaban desde la calle llamándolo. Empero, dicen que tenía sus temporadas de “luna”, pues cuando se ponía furioso hacía dar miedo con sus gritos.
Otro de los hechos que resultaba impresionante ver, eran los cadáveres alumbrados por velas, posiblemente esperando piadosa sepultura. Antiguamente los enfermos eran atendidos por sacerdotes en templos.
Un artículo publicado en el periódico “la Estrella de Tarija” señala que un virtuoso vecino de Tarija llamado Pedro Fernández Tordoya, después de haber recogido en su casa a los pobres que pudo para socorrerlos y curarlos con abnegada caridad, a su muerte, dejó el sitio y cien ovejas para que se fundara dicho hospital.
Según el libro “Apuntes sobre la medicina en Tarija”, publicado por los doctores José Ramallo Guillén y Álvaro Ramallo Zamora, las autoridades de la Villa dieron noticia de este legado al comisario General de la orden Juandedianos, que a la sazón se hallaba en Lima.
Fray Juan Pobre, religioso de esta orden, cuya fama de santidad se conserva en la ciudad de los Reyes recibió con júbilo la noticia de que podría establecerse un hospicio en Tarija. Así habría enviado inmediatamente a Fray Alonso de Benavides con un compañero para que se hicieran cargo del donativo y bajo esa base edificasen un establecimiento de Juandedianos.
Los documentos revelan que en 1632 se echaron los cimientos del hospital, edificando habitaciones como para 20 camas a ser atendidas por los sacerdotes. Según el escritor Manuel Campero, el hospital San Juan de Dios fue iniciado en construcción un 8 de marzo de 1632.
El primer reglamento
del hospital
El 29 de abril de 1846 se sanciona, bajo el gobierno de José Manuel Ballivián, el “nuevo reglamento general de hospitales”. Mediante este nuevo reglamento se designa al prefecto como el presidente de la sección de sanidad. El reglamento comprende 10 capítulos y 47 artículos.
El artículo 44 dice:
- “Los locos furiosos o dementes que vagaren por las calles y campos se recogerán en los hospitales para cuidarlos siempre que no tengan deudos que puedan asistirlos. Teniéndolos se los recluirá en sus casas”.
- “Son deberes del médico visitar diariamente a los enfermos en la mañana y tarde, hacer las operaciones quirúrgicas por sí mismo, y a presencia de los médicos en práctica, pudiendo encargar las otras tareas que sean de entendida a algunos de éstos o a los religiosos curanderos donde los hubiere”.
El antiguo hospital San Juan de Dios estaba ubicado en el manzano que, hasta hace poco, ocupaban algunas de las Facultades de la Universidad Juan Misael Saracho, (Uajms). En forma posterior sobre este terreno del viejo hospital se levantaron los chalets municipales bajo la Alcaldía de Isacc Attié. Estos sirvieron como fuentes de ingreso al municipio y finalmente el mismo municipio cedió parte de este terreno para levantar el antiguo orfanato.
Las reformas del hospital
El escritor Luis Crespo en su esbozo histórico de las hijas de Santa Ana de Bolivia, publicado en 1952 indica que la superiora Sor Ana Margarita Fantozzi fue la que inició estas reformas haciendo construir dos salas, una para varones y otra para mujeres con capacidad para nueve enfermos en cada sala.
Una casa contigua al establecimiento de propiedad del señor David Gálvez, compuesta de seis habitaciones pequeñas adquirida por el Gobierno, fue cedida a la municipalidad, que a su vez cedió al hospital una de las habitaciones que fue destinada para farmacia.
En el año 1888, siendo presidente del Concejo Municipal el doctor Domingo Paz, se hizo refaccionar otras habitaciones para el depósito de la farmacia. Ese mismo año se abrió un pozo subterráneo para surtir de agua al establecimiento.
El hospital contaba posteriormente con doce catres de fierro para cada sala de enfermos, además la Alcaldía compró de Juan Navajas, treinta y cuatro catres usados para el servicio del hospital, subiendo el número de enfermos hasta 25, entre varones y mujeres.
En el año 1896 se internó una cañería para agua potable y en ese mismo tiempo se trasladó la farmacia a las habitaciones que ocupaba la ropería. Dicha farmacia fue surtida con drogas pedidas a Europa y a Argentina y la habitación que la ocupaba fue destinada a Sala de Operaciones.
Cuando llegó el deterioro
El año 1912 la señora Alicia Trigo Vaca Guzmán, presidenta de la Sociedad de Beneficencia, mandó a pintar al óleo las dos salas de los enfermos. Sin embargo se mantenía la vieja estructura hospitalaria dejada por Fernández Tordoya, el hospital era el mismo desde 1632.
Un aspecto por demás poderoso para la construcción de un nuevo hospital era que el antiguo quedó casi al centro de la ciudad y las instalaciones estaban en tan mal estado, que se había convertido en un centro de infección más que en un centro de salud.
La morgue no cumplía las condiciones básicas tanto que las ventanas daban a la calle y no tenían cortinas, por lo que el espectáculo era siniestro cuando los fallecidos no eran recogidos por sus familiares. Las costumbres se habían modificado y el hospital por su reducto tamaño ya no podía albergar a los pacientes de ambos sexos.
El nuevo hospital
En el año 1922 fue colocada la primera piedra para construir el nuevo hospital San Juan de Dios. Ese año se decidió emprender trabajos de construcción, sin embargo pese a la buena voluntad la obra quedó inconclusa hasta la llegada de la Guerra del Chaco, momento en que la necesidad hizo que el director de los hospitales Militares de entonces doctor Aniceto Solares lograra mediante la Comandancia de Etapas, la conclusión de algunos pabellones y la terminación parcial de las salas de cirugía y recepción de heridos y enfermos.
El nuevo Hospital San Juan de Dios fue entregado al servicio público el año 1935. La infraestructura contaba con cinco pabellones ubicados por secciones para los enfermos. Un departamento especial destinado al servicio del Ejército, una clínica dental.
Tenía una perfecta organización sanitaria, departamentos especiales para el lavado y desinfección. Sus jardines eran amplios y su arborización no dejaba que desear. Contaba también con una sección de vivienda para las hermanas de Santa Ana que regentaban el nosocomio.
Además el consultorio para la población estaba dotado de piezas cómodas y amplias, construidas como todo un hospital de cal y piedra. El costo real de la construcción estaba calculado en Bs. 1.600.000.
Pasada la contienda del Chaco el alcalde Attié personalmente dirigió los trabajos complementarios de embellecimiento del hospital con ornamentaciones de avenidas internas de árboles y plantas floridas. En 1938 se iniciaron trabajos de los de pabellón para enfermos sociales en una extensión de 100 metros sobre la calle Santa Cruz. Tenían estos pabellones, las secciones siguientes:
- Sala de operaciones
- Botica independiente
- Servicio sanitario
- Morgue
Un informe de esa época señala: “Es impostergable la necesidad de dotar a este gran establecimiento de caridad y garantía social, de un médico interno para la atención nocturna. La falta de profesionales sobresale cuando de noche los dolientes van a requerir la asistencia científica inmediata. Por ahora se tiene que hacer levantar al jefe departamental de sanidad departamental, al director o bien a otro profesional para la urgencia de casos graves y nocturnos”.
Una vez completada la instalación de estos servicios. El año 1970 se planteó la posibilidad de construir un nuevo centro de salud que después de 17 años de luchas, documentos, contra documentos paros y huelgas se pudo entregar al servicio público el 15 de abril de 1987.
Este hospital es el que al momento se encuentra en funcionamiento y presta sus servicios como lo hicieron los anteriores centros médicos.
Las nuevas obras de ampliación y refacción
En el año 2014 inició una nueva ampliación y refacción del hospital San Juan de Dios. La obra está dividida en ocho fases y permitirá que el centro de salud esté vigente 15 años más.
La ampliación, remodelación y refacción trata de la construcción de un bloque para Patología, lavandería y almacén general; construcción de ambientes para el nuevo tomógrafo y para el resonador magnético.
También se contempló la construcción de áreas exteriores y parque, la construcción del bloque para Infectología; la construcción de la sala de hemodiálisis, la construcción de área de quemados; la construcción del archivo clínico y bloques de Neonatología, sector de emergencias, consulta externa, remodelación y refacción general.
La mayoría de los componentes del proyecto se concluyeron en el pasado 2016.
Entre las áreas ampliadas o mejoradas están el Hospital del Quemado, infectología, Anatomía Patológica, almacenes y lavandería, sala de fichajes, entre otras. Aún se espera la mejora del área de hemodiálisis. Pero también lo que se tiene pendiente es la ampliación de la sala de emergencias y la refacción general del nosocomio.
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