martes, 26 de noviembre de 2013

Argentinas: 20 años mejorando hospitales

Hace dos décadas decidieron emprender el voluntariado para ayudar a mejorar la infraestructura de los hospitales. Sus obras se realizan gracias al aporte de universidades, escolares y empresas privadas. Cada año realizan campañas para recaudar fondos Nadie es profeta en su tierra. Este refrán se aplica a las Damas Argentinas. Hace 20 años mujeres argentinas residentes en Santa Cruz decidieron unirse y crear la Asociación de Damas Argentinas (ADA), ahora convertida en una fundación llamada FADA, que se trazó la misión de mejorar los hospitales públicos para que los enfermos tengan calidad de atención.

Su primera obra fue la construcción de una lavandería en el hospital Japonés. Hoy, su obra estrella y de mayor envergadura, gestionada junto al padre Mateo Bautista, está a punto de ser concluida. Se trata de la sala de Emergencia del hospital de niños Mario Ortiz Suárez, con capacidad para 23 pacientes.

Esta obra será posible gracias a aportes privados, instituciones y gente de buen corazón.

El costo de la obra, que se extiende en 1.800 m2, asciende a $us 730.000, mientras que el equipamiento, a $us 110.000 que será dotado por la Gobernación cruceña.

De los 20 años de trabajo, 10 llevan mejorando el hospital especializado en asistencia pediátrica. Allí han concentrado su esfuerzo, pues han construido y equipado ocho salas. “Decidimos ayudar al hospital de niños porque vimos mayor vulnerabilidad; los niños ingresaban al hospital con una enfermedad y salían con otra por el hacinamiento y las condiciones inadecuadas”, explicó la presidenta de FADA, Patricia Gayraud de Corvalán. Actualmente, cinco mujeres integran el directorio de la fundación y cinco son colaboradoras: todas radican más de 20 años en la capital cruceña. Ellas son Miriam de Mingorance, Patricia Budin, Gladys de Toledo y Verónica de Rodríguez. Esta labor ha merecido algunos reconocimientos, entre ellos el de la Brigada Parlamentaria.

Según Gayraud, en los hospitales hay necesidades de mejorar continuamente las condiciones de atención a los enfermos y también se ve a diario gente sin dinero para poder comprar las medicinas.

En el Oncológico, las Damas Argentinas ven dramas a diario, por eso permanecen largas temporadas apoyando a los enfermos que llegan a ese centro.

La presidenta de FADA dice que detrás de cada paciente hay un drama familiar, pues hay madres que ingresan con sus hijos pequeños, porque no hay quién los cuide. Con preocupación ha visto que en estos últimos años aumentó el número de niños con cáncer, algunos ni siquiera han cumplido un año.

Para ella, el grupo más desprotegido es el de los varones mayores de 16 años, muchos de ellos con leucemia, pues no existe ningún programa ni un voluntariado específico que se ocupe de ellos.

En el Oncológico vieron que los enfermos debían cruzar una larga distancia en busca de un baño y por ello construyeron un espacio de internación con baños y acondicionador de aire; mejoraron la habitación para los familiares de los pacientes y ahora trabajan para mejorar el pabellón pediátrico

Su labor también llega a algunos hogares de acogida
Desde sus inicios, en 1993, trabajaron en hogares de niños, entre ellos Virgen de Fátima, Mano Amiga, hogar de la Esperanza, entre otros. Por ejemplo, en el hogar Fátima, en 2008, se hizo la entrega diaria de pan y leche para la alimentación de los niños; de igual forma, en el Teresa de Los Andes y en el Madre Teresa de Calcuta. En este último hogar se ayudó con la construcción de un nuevo baño y ducha, también asi la ampliación del pabellón de camas del dormitorio masculino, así como una nueva habitación para enfermos terminales y se amplió la zona de lavadero de ropa, y se brindó alimentación. En 2009, en el Hogar la Esperanza se hizo la entrega de electrodomésticos, vajillas y mantelería para la cocina.

Perfil

PATRICIA GAYRAUD DE CORVALÁN

Presidenta de FADA

Buenos Aires (Argentina)

Echó raíces en Santa Cruz

Decidió ser voluntaria desde 2005, e ingresó a FADA como auditor financiero y después de conocer de cerca el drama de los pacientes y familiares de los hospitales públicos y hogares. En 2009 asumió la presidencia. Patricia llegó a Bolivia en 1991, cuando su esposo fue invitado a trabajar en Santa Cruz. Se vinieron con dos hijos y el tercero nació en la capital cruceña. Tienen su propio negocio y dice que no se volvería a su país, pues ya echó raíces en Bolivia. “Esta ciudad nos abrió sus puertas”, expresó y dijo que como agradecimiento a este recibimiento es que decidió convertirse en voluntaria para ayudar y devolver a esta ciudad lo que ella le brindó.




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