domingo, 10 de enero de 2016

Crisis del Viedma es “insostenible”

Los directores de tres de los cuatro hospitales que forman parte del Complejo Viedma coinciden que el colapso de estos centros de salud se ha convertido en una emergencia permanente. No hay equipamiento, la mayoría de los cargos no está institucionalizada, hay escasez de insumos, la sobrecarga laboral es permanente, son algunos de los problemas comunes identificados.

La situación ya es insostenible, sin embargo, se tiene que sostener, manifiestan.

Para el director del Hospital Viedma, Isaac Rico, la crisis es estructural y gira en torno a tres problemas: el complejo fue construido hace más de tres décadas proyectado para 750.000 habitantes, empero ahora la población departamental es de dos millones; el espacio es insuficiente para más ampliaciones y el presupuesto aportado por los tres niveles de Gobierno (Alcaldía, Gobernación y Gobierno Central) es insuficiente.

“Este hospital debió recibir su certificado de defunción hace tiempo”, sentenció Rico.



Saturación

Uno de los problemas más notorios y que es advertido a diario por la población, es la falta de camas. En el Instituto Gastroenterológico Boliviano Japonés la situación es más grave. En 35 años, desde su inauguración en 1981 con capacidad para 40 camas, se incrementaron cuatro camas, luego de destinar un área de recuperación a internación, señaló el director de este centro, Jorge Osvaldo Soto.

En contraparte, el incremento de la demanda ha sido exponencial, según los datos del Gastroenterológico. El número de hospitalizaciones creció en un 280 por ciento desde 1981; el de las cirugías, en un 293, y el de exámenes de laboratorio se elevó a 1.182 por ciento.

En el Hospital Viedma la situación no es mejor, Rico señaló que según recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) cada especialista debe atender como máximo a 8 pacientes día, durante 3 horas de trabajo, para una atención óptima, pero en el Viedma muchas veces se atiende el doble de ese número.

El nosocomio actualmente tiene 194 camas y es de referencia departamental, sin embargo según Rico, sólo para la ciudad de Cochabamba hace falta un hospital de 600 camas. Se necesitan además 16 quirófanos y 23 unidades de terapia intensiva más, además de duplicar el número de personal sólo para sostener la situación actual.

Todos estos requerimientos fueron enviados al Servicio Departamental de Salud, pero no recibieron respuesta.

Por otra parte, en el Hospital Pediátrico Manuel Ascencio Villarroel la saturación es el pan de cada día, pues no cuenta siquiera con una infraestructura propia y está “alojado” en las instalaciones del maternológico, señaló su director Uriel Ferrufino.



Financiamiento

Si bien los hospitales del complejo han sido concebidos para ser autónomos, dada su naturaleza social es imposible que estos incrementen el precio de sus servicios, manifestó Soto al anotar que esto genera apuros a la hora de cubrir el pago de los insumos y de los servicios básicos, pero sobre todo limita la posibilidad de renovar los equipos y pensar en ampliar la infraestructura.

Soto detalló que hasta 2014 la Gobernación aportaba con 1 millón de bolivianos para el pago de servicios básicos del Instituto Gastroenterológico, pero desde entonces el apoyo gubernamental (sumando el de los tres niveles de gobierno) se limita a cubrir el 60 por ciento de los salarios del personal y la totalidad de los gastos restantes son cubiertos por los fondos propios del hospital.

Esta situación se repite en los otros tres hospitales del complejo, que hacen malabares para mantener la balanza de pagos. Esto hace que, por ejemplo, las horas de trabajo de los médicos en emergencias no sean remuneradas.

A los pacientes habituales, se suman los del ex SUMI y del seguro universal a la tercera edad que representan el 30 por ciento de los pacientes de consulta externa. Rico señaló que “el Gobierno cada vez dice ‘van a atender a estos más’”, pero no dota de los recursos necesarios. La Alcaldía paga por cada paciente atendido por el SUMI dos bolivianos, “que no alcanzan ni para el papel de la receta”, ironizó el director.

Al contrario que en el Viedma, en el Gastroenterológico el seguro de la tercera edad les beneficia, puesto que el pago por los tratamientos de endoscopía, radiografía o intervenciones quirúrgicas es mayor, apuntó.



Equipamiento

La delicada balanza de pagos que tienen todos los hospitales del complejo hospitalario se traduce en una incapacidad para la reinversión, por ejemplo para la sustitución de los equipos obsoletos, por lo que deben ser constantemente reparados para mantenerlos en funcionamiento y pese a haber cumplido su vida útil, manifestó Rico.

“Tenemos un déficit de 25 millones de bolivianos en equipos”, aseveró el galeno, al informar que en algunos a la larga se gasta más dinero en repararlos para que funcionen.

Era el caso de un viejo tomógrafo que funcionaba en radioterapia, hasta que gracias a una donación fue sustituido por uno nuevo, sin embargo “ésta es la excepción y no la norma”, resaltó Torrico.

En el Instituto Gastroenterológico la situación es aún más crítica, recién el año pasado una falla en un equipo de hace 25 años provocó un incendio que destruyó gran parte del material del laboratorio de microbiología, además hay fugas de radiación en sus equipos de radiología.

Respecto a este problema, el director del complejo Viedma, Eduardo Amaya, manifestó que los equipos deben renovarse cada 5 años, sin embargo muchos están funcionando más de 25 años.



¿POR QUÉ EL COLAPSO EN EL COMPLEJO VIEDMA?

EDUARDO AMAYA, DIRECTOR DEL COMPLEJO VIEDMA

Porque el Viedma es un complejo de referencia nacional y resulta que los niveles 2 y 1 del sistema de salud no trabajan al ritmo que deben hacerlo, el paciente va allá y no encuentra al médico o sucede algún otro problema y entonces viene al Viedma. Éste es un factor del colapso que como director del complejo referí al Gobernador y a la directora del Sedes para que se haga un informe del rendimiento de los médicos provinciales”. Es necesario conocer cuántas horas trabajan y cómo están organizados para con esos datos tomar medidas.



URIEL FERRUFINO, DIRECTOR DEL HOSPITAL PEDIÁTRICO

El problema (del colapso) es común para los cuatro hospitales: el Viedma, el Maternológico, el Pediátrico y el Instituto Gastroenterológico, pero fundamentalmente en lo que respecta al hospital Pediátrico lo que más nos aflige es la falta de una infraestructura propia.

Cochabamba es uno de los pocos departamentos que no cuenta con una infraestructura propia como hospital pediátrico. Creo que su construcción descongestionaría en gran manera la afluencia en los otros cuatro hospitales.



ISAAC RICO, DIRECTOR DEL HOSPITAL VIEDMA

Sabemos que del aparataje del Hospital Viedma la mayoría tiene un uso superior a la vida útil. Todo el equipo actual está en malas condiciones y los estamos haciendo andar a empujones recurriendo a que se lo siga reparando, muchas veces con un costo que no justifica que sigamos teniéndolo. Desde que estamos en esta dirección hemos hecho los requerimientos necesarios. Son muy pocos equipos, excepto el tomógrafo recientemente donado, los que están funcionando bien.



JORGE SOTO, DIRECTOR DEL INSTITUTO GASTROENTEROLÓGICO

Desde que se fundó el Instituto Gastroenterológico en 1981, este inició con un una capacidad para 44 camas, hoy seguimos con las mismas 44 cuando la demanda subió en diferentes proporciones. En consulta externa subió un 255 por ciento, en emergencias 392 por ciento, en hospitalizaciones 282 por ciento, en patología 1.182 por ciento y el incremento del personal sólo aumentó en 100 por ciento. Actualmente, sólo atendemos el 40 por ciento de la demanda del hospital, por eso aquí el colapso es diario.



ESTRUCTURA INCONCLUSA DEL HOSPITAL DEL NIÑO

La construcción del edificio del Hospital del Niño Manuel Ascencio Villarroel lleva paralizada casi seis años por fallas en las obras.

El destino de la estructura está en vilo debido al proceso penal que se sigue en contra de las autoridades responsables.

Mientras tanto, el hospital pediátrico está funcionando en los espacios del Maternológico Germán Urquidi, “generando congestionamiento en los otros tres hospitales del complejo”, señaló el director Uriel Ferrufino.

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