domingo, 25 de octubre de 2015

Niños hallan una luz de esperanza en el Viedma

Han pasado más de 100 años desde que se sentaron las bases de lo que hoy es el hospital del niño Manuel Ascencio Villarroel. El centro es fruto de una suma de esfuerzos que comenzaron con la decisión de habilitar una habitación en el hospital Viedma para los niños.

En 1911 Simón I. Patiño mandó llamar al pediatra Manuel Ascencio Villarroel para atender a una de sus hijas que enfermó gravemente. Una vez que la niña se restableció no quiso aceptar los honorarios del Barón del Estaño, pero ante la insistencia del empresario pidió que construya un cuarto para los niños. La solicitud se plasmó en la creación del pabellón de niños Albina de Patiño del hospital Viedma.

Diez décadas después, el hospital ha modernizado su atención y comparte infraestructura con el hospital materno Germán Urquidi, construido con el apoyo de la cooperación japonesa a fines de 2000.

El lugar se ha convertido en un centro de referencia nacional que resuelve patologías complejas: cáncer, tumores, síndromes y problemas del crecimiento. Pero, también, dolencias comunes como diarreas y resfríos. Recibe a niños y niñas del trópico, valle alto, Potosí, Oruro, Beni, Pando y Tarija.

El hospital lleva el nombre del médico punateño Manuel Ascencio Villarroel, también conocido como “Achico”. Estudió medicina en Argentina. Hoy es recordado por su trabajo incansable por los niños.

El hospital cuenta actualmente con nueve unidades que se correlacionan: quemados, oncología, cirugía, terapia intensiva, medicina interna, nutrición y emergencia. Tiene 60 médicos y 191 enfermeras, en total son 251 profesionales, informó el director del hospital, Uriel Ferrufino.

La Unidad de Nutrición recibe hasta 1.200 niños con desnutrición cada año, el 50 por ciento en estado crónico. El hospital cuenta con el Centro de Rehabilitación Integral Nutricional (CRIN) que presta una atención en diferentes ámbitos para reducir las secuelas físicas y cognitivas del déficit nutricional. La prevalencia es del 2 al 3 por ciento y afecta sobre todo a los niños de la zona andina. El director del CRIN, Ricardo Sevilla, informó que la rehabilitación se realiza con parámetros de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El pabellón de Quemados es el único especializado en la recuperación de quemaduras en el departamento. Las 15 camas del servicio siempre están llenas. Cada año, unos 250 niños sufren quemaduras.

Los niños no sólo sufren el shock físico, sino también el trauma del accidente, la desfiguración física, los impedimentos y el rechazo. Por ello, se realiza una atención integral que abarca la parte quirúrgica, anímica, fisioterapia y nutricional. También organiza campañas solidarias, porque la curación es muy costosa.

El hospital cuenta con una de las tres unidades de oncohematología del país. A la fecha se tienen 290 pacientes, al menos 60 en tratamiento en el pabellón de oncología. Los tipos de cáncer más frecuentes son: leucemias, tumores del sistema nervioso, de hueso y linfomas.



Diarreas y resfriados se complican

Las consultas más frecuentes que se realizan en el pediátrico son por infecciones respiratorias como neumonías, bronconeumonías y resfriados. Otra causa común de consulta son las infecciones gastrointestinales como las diarreas, informó el director del hospital del niño, Uriel Ferrufino.

Los dos tipos de infecciones se pueden prevenir con hábitos saludables como el aseo adecuado. Además, de la atención necesaria de los niños y niñas, evitar automedicarse y acudir al médico de inmediato, cuando se presenta una enfermedad. Con estas acciones se puede evitar que el paciente llegue en estado crítico y se debata entre la vida y la muerte, dijo el director del pediátrico.

“Lo que falta en general es educación. Las enfermedades diarreicas pueden prevenirse con una adecuada manipulación de los alimentos y el lavado de las manos. En el caso de las respiratorias, muchas comienzan como resfriados, pero los padres esperan a que los niños se encuentren muy mal y recién los traen”, reflexionó.

Las atenciones en Emergencias son una clara muestra del descuido. Muchas madres dicen que sus hijos empezaron con molestias días atrás, pero recién los llevan cuando la enfermedad avanzó bastante. Por esta situación, los médicos de la unidad terminan atendiendo casos de diarreas e infecciones que deberían resolverse en los consultorios, dijo el jefe de este servicio, Vladimir Rojas.

“A Emergencias deben llegar en ambulancia, no casos de diarrea. Eso se debe resolver en consulta”, explicó.



SE ENFOCAN EN TRASTORNOS ALIMENTARIOS

Frenan la desnutrición infantil

La Unidad de Nutrición del hospital del niño comenzó a funcionar en 1989, porque más del 60 por ciento de los niños con déficit nutricional necesitaban ser internados, debido a que llegaban con un diagnóstico grave. Una vez que el problema se comenzó a tratar de manera profunda, los números bajaron. En la actualidad, sólo el tres por ciento necesita ser internado, señaló el médico especialista, Ricardo Sevilla. La desnutrición, no sólo es un problema de salud, sino social. Está asociado a la pobreza, desintegración, padres desatentos. “Son situaciones complejas que trabajamos con intensidad. Tenemos tablas donde se informa lo que el niño puede y debe comer”, dijo.



La obesidad tiende a aumentar

Los casos de obesidad crónica son cada vez más frecuentes. “La gente todavía piensa que estar gordo es ser sano y bonito, pero la realidad es otra. La obesidad trae consigo problemas de salud a futuro que son muy complejos. El niño sufrirá de diabetes, afecciones cardíacas, tiroidismo y algunos órganos no funcionarán como deben”, reflexionó Sevilla.

En los últimos seis meses, la unidad ha tratado 30 niños con sobrepeso u obesidad. Con el fin de brindar un tratamiento adecuado se elaboró el programa “Chance de vida”, que utiliza cuadros didácticos para enseñarle al niño hábitos alimenticios saludables. Es vital que le proceso sea acompañado por los padres.



Tratan problemas de crecimiento

El retardo del crecimiento en los niños es otro de los ámbitos de atención de la Unidad de Nutrición del hospital infantil. Una de las causas para el crecimiento anormal es la mala nutrición, pero, también influye el hecho de que el niño se desarrolle en un ambiente poco estimulado.

“Un niño con problemas de nutrición puede que no hable, que no sepa sentarse, no mueva algunas partes de su cuerpo. Para ello, nosotros promovemos la alimentación de acuerdo a la situación y trabajamos la parte motora”, explicó Sevilla. La obesidad y la desnutrición se pueden evitar como corresponde hasta los cinco años. Así también se evitan problemas de crecimiento.


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