domingo, 20 de julio de 2014

Cochabamba Denuncian caso de negligencia médica

Un nuevo caso de negligencia médica fue denunciado ayer a este medio por P. I., ya que su hermana quedó afectada por el síndrome de Stevens-Johnson, mortal si no se realiza un tratamiento temprano, producto de reacciones a una medicación que recibió anteriormente.

La estudiante de Medicina, J. I. (28), fue atendida en el Psiquiátrico San Juan de Dios con un cuadro de depresión y ansiedad efecto de un problema personal fuerte en julio del pasado año. Inicialmente le dieron como medicamentos neuril y estivan.

Después de realizarle varios estudios, se le recomendó el uso de un nuevo analgésico: lamotrigina (anticonvulsivo), que debía usar permanentemente, pero reduciendo la dosis poco a poco.

“A las semanas del uso del medicamento, ella se pone mal, se le hinchan los ojos, los labios y le aparecen ampollas en la boca”, contó P. I. Es así que la afectada acudió al Seguro Social Universitario (SSU) de emergencia el martes 8 de julio, sin recibir atención porque le dijeron que se trataría de un resfrío.

Al siguiente día, J. I. con la ayuda de una de sus hermanas trató de tener una revisión con la dermatóloga del SSU, pero le dijeron que vuelva al siguiente día. Fue internada el jueves 10 de julio, después de intentar tres días, le realizaron varios exámenes sin encontrar ningún problema. Sin embargo, se creía que se trataba del síndrome de “Stevens Johnson”, relató la hermana.

“Para el viernes y sábado estaba peor, no podía respirar y nadie hacía nada. Se estaba deshidratando y estaba desnutrida. Ella escupía verde con sangre”, aseveró P. I., a tiempo de indicar que los galenos no la atendieron oportunamente para diagnosticar el síndrome, por lo que decidió llevársela a otro hospital.

Al respecto el gerente de los Servicios de Salud del SSU, Óscar Ferrufino, aseveró que no hubo negligencia médica y que se atendió a la joven.

“El cuadro sólo se hace notar después de unos días y simula un cuadro gripal. Lo que pasó con ella es que ha florecido toda su enfermedad cuando estaba hospitalizada, pero siempre ha estado con médicos infectólogos”, manifestó Ferrufino, recordando que los parientes abandonaron el hospital con la joven.

Ahora J. I. necesita de cinco frascos de inmunoglobulina por día, que tiene un costo unitario de al menos tres mil bolivianos. Además, corre el riesgo de quedar sin su sentido de visión porque sus córneas están delgadas producto de la enfermedad, indicó P. I., quien pidió justicia y el resarcimiento del daño causado.

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