viernes, 9 de mayo de 2014

Largas filas y demora en Emergencias del Hospital Pediátrico

La atención en el servicio de emergencias del hospital pediátrico Manuel Ascencio Villarroel sufre una serie de falencias que se ven reflejadas en demoras y largas filas de padres con sus niñas y niños enfermos o víctimas de algún accidente.

Ante esta situación se implementaron algunas medidas, las mismas que no lograron subsanar estos problemas que son más evidentes en fin de semana.

La odisea de los padres genera reclamos. Los médicos y el personal de salud en este hospital público justifican su trabajo que se basa en una guía que tiene los colores del semáforo. Se trata del Triage, un método de la medicina de emergencias y desastres para la selección y clasificación de pacientes con los colores rojo, amarillo y verde.

EVALUACIÓN Para que una niña o niño reciba una atención inmediata, la evaluación rápida debe determinar que le corresponde el color rojo. Esto es cuando sufre insuficiencia o dificultad respiratoria, shock o es referido de otro servicio médico.

“Es un paciente inestable en evaluación rápida que requiere reanimación”, dice la guía.

Los pacientes con politraumatismos, convulsiones, deshidratación, recién nacidos, con heridas, requerimiento de curaciones, suturas o quemaduras deben esperar que haya disponibilidad de un espacio en el servicio de emergencia. Se encuentran en el color amarillo. En la evaluación rápida, los profesionales médicos o enfermeras lo encuentran estable, “pero requiere de una pronta atención para aliviar el dolor o las complicaciones”.

En este nivel, el problema frecuente surge por el espacio. El servicio de emergencia del hospital pediátrico cuenta con seis camillas, que casi siempre están ocupadas. Esto se debe a que la mayoría de los pacientes requiere de internación y no hay camas para que permanezcan en el nosocomio, el mismo que es compartido con el hospital maternológico Germán Urquidi.

LAS SALIDAS Los que trabajan en este servicio buscan alternativas, sin embargo, no siempre son las más apropiadas para los padres.

Benjamín, un niño de 10 años, se fracturó la muñeca izquierda en el tobogán. Ante la falta de profesionales con especialidad en traumatología en otros centros médicos acudió al hospital pediátrico, pero tampoco obtuvo una respuesta favorable. El residente de turno explicó a los padres del niño que no tenían un traumatólogo en ese momento y que le harían una tablilla para pasar la noche y al día siguiente debía ir a consulta externa, pedir una ficha para atención y le podrían poner el yeso que requería con urgencia. No conformes con la solución que le plantearon, acudieron a una clínica privada donde notaron la diferencia en la atención. En menos de media hora, el niño ya tenía el yeso, los medicamentos para aliviar el dolor, recomendaciones del médico, entre otros cuidados.

CON FICHA Finalmente está el color verde donde se encuentran las niñas y niños con síntomas leves y que requieren de consulta externa. En este nivel está la mayoría de los pacientes en esta época del año debido a las Infecciones Respiratorias Agudas (Iras) y las Enfermedades Diarréicas Aguas (Edas). Presentan fiebres y vómitos, lo que causa alarma en los padres.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las Edas son la segunda mayor causa de la muerte en niños menores de cinco años.

En el servicio de emergencia, en estos casos, se envía a los padres a comprar una ficha que tiene un valor de 20 bolivianos y esperar su turno.

El temor y la desesperación frente a la mala calidad e indolencia

El haber enfrentado la muerte de un ser querido o pasar por una situación de desesperación ante una enfermedad o un accidente en el servicio de Emergencia obliga a las personas a tomar decisiones diferentes, que muchas veces son erróneas.

Surgen algunas comparaciones entre los servicios públicos y privados, pero para la directora del hospital pediátrico, Rosalía Sejas, no siempre son las más adecuadas.

Sejas enfrentó la muerte de su hermanito de un año y ocho meses hace varios años; hoy tendría más de 20. Su madre lo llevó a un centro privado porque se había caído y estaba vomitando.

“Parece que eso me marcó, porque una enfermera le trató muy mal a mi mamá y le dijo que le desvista a mi hermanito y lo ponga en una balanza fría, ni siquiera le escuchó y cuando le puso ahí se murió. Quería primero tomarle la talla, el peso y la temperatura. Nunca nos recuperamos de la muerte de Marcelito Iván. No siempre lo privado es lo mejor y lo público lo peor”, dijo.

Esta situación le ayudó a reflexionar y luchar para que haya un auxilio inmediato y que las cosas “sean sobre la marcha”. A esto se suma la necesidad de luchar en la formación de los futuros profesionales. Reconoció que hay un descuido hacia ellos de parte de algunos docentes que no se sabe qué tipo de formación o incentivos tienen para este trabajo, pero no son el mejor ejemplo.

“El docente es el que pasa más tiempo con ellos y a veces no se puede intervenir porque tienen sus propias islas que evitan trabajar en constante comunicación”, sostuvo.

Dijo también que no solo en el Pediátrico sino en muchos hospitales, los internos y residentes son los que tienen el primer contacto con los padres de los niños y lamentablemente son indolentes ante el dolor de la familia.

Respecto de la calidad de atención al paciente, Sejas recordó que no se da una buena información, lo que puede deberse a la gran demanda como también al poco personal con el que cuenta.

En el servicio de Emergencia hay un médico de guardia, tres residentes, una licenciada en enfermería y uno o dos auxiliares. Si se requiere un médico especialista, se lo llama por teléfono y éste debe presentarse, lo que no sucede en muchos casos.

El Tercer Nivel debe atender solo el 3 por ciento de los casos

El hospital Pediátrico Manuel Ascencio Villarroel tiene una alta demanda de pacientes que buscan una solución a su problema médico, principalmente si se trata de una emergencia.

La directora de este nosocomio, Rosalía Sejas, se refirió a la situación que atraviesan actualmente, junto a ella, otros 55 médicos que trabajan en las diferentes especialidades en pediatría con el objetivo de responder a la población.

P.: ¿Por qué vienen tantos padres con sus niños a este hospital?.

R.: Por que es el único hospital de tercer nivel en Cochabamba.

La gente debería entender que la cuestión de salud tiene tres niveles. El primero debería atender el 91 por ciento de los casos, estos son los resfríos, vacunas y diarreas. Es para el área rural, es decir, centros de salud y postas. El 6 por ciento debería ir al segundo nivel que son los hospitales de cabecera de provincia, ahí están Quillacollo, Sacaba, Punata y deberían tener cuatro especialidades grandes como son la medicina, cirugía, ginecología y pediatría. Tendría que resolver toda la problemática, pero no hay. Esto deriva en que en emergencias del hospital pediátrico de tercer nivel, no solo lleguen los accidentes y los casos graves, sino también los resfríos.

P.: ¿A qué se debe esta situación?

R.: A que no se han ido implementando centros de primer y segundo nivel. El tercero debería atender solo el 3 por ciento de los casos, pero resuelve los problemas del primero y segundo.

Otro de los factores que influye es que la gente está recobrando la confianza. Había una época donde no había medicamentos, insumos y personal, pero ahora nuevamente estamos dando una respuesta. Esto deriva en que no haya ni una sola cama libre, son 97 y todas están ocupadas. En cirugía están en una lista de espera con semanas de anticipación.

P.: ¿Cómo subsanan esto? R.: Es un trabajo de hormiga. queremos proteger la salud del niño para tener adultos sanos y no pacientes crónicos.

Buscan un espacio para el nuevo hospital del niño

Ante los problemas surgidos en la construcción del Hospital del Niño y que provocaron una demora en su conclusión por problemas en la infraestructura, surge la idea de construir uno nuevo.

Para esto, se elabora un proyecto de hospital donde se prevé que hayan 300 camas y 25 especialidades médicas. Si bien en principio parecía un sueño, la decisión del presidente Evo Morales, que instruyó el emplazamiento de un hospital del niño, les devuelve las esperanzas a todos los profesionales que buscan mejorar la atención a los menores en un espacio adecuado. El proyecto es más grande porque incluye la formación de recursos humanos calificados y la investigación. Ahora solo queda buscar un espacio adecuado para su emplazamiento.

Mientras tanto, el reto está en subsanar los problemas más urgentes. Por ejemplo, la directora del hospital pediátrico, Rosalía Sejas, se refirió a darle identidad al hospital con un letrero en la parte externa, que lo separe del hospital maternológico Germán Urquidi que funciona en los mismos ambientes. Además se busca una señalización adecuada, es decir que cada sala tenga el nombre del médico y los horarios de atención. Por otro lado, explicó que probablemente se implemente un sistema de fichas para la atención, como sucede en las entidades financieras. La idea surgió luego de una visita que realizó a Japón donde se maneja este sistema. A su vez señaló que está pendiente un espacio para los reclamos, a través de un buzón y una persona que se encargue de atender en quechua y español. Finalmente está la necesidad de tener la puerta de emergencia abierta para, de alguna manera, generar un control y evitar demoras innecesarias. Sejas señaló que pese a que la infraestructura le pertenece al hospital maternológico, se vio por conveniente poner una puerta de vidrio que permita tener acceso a emergencia.

1 comentario:

  1. Doc James
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